Hacer mierda al patriarcado | Editorial
Esta semana, Ariana Charrúa, microfonista del canal A24, decidió denunciar a un acosador. Gracias a la denuncia de Ariana, quien recibió agravios y agresiones en las redes sociales durante varios días y a pesar de eso mostró pruebas del acoso. Sofía Rigler, una maquilladora del mismo canal, reveló que este acosador le tocó la cola en dos oportunidades, pero que no se había animado a decir nada hasta ahora. Gracias a ellas, también Malena Dip, que trabajó con este acosador hace 8 años, reveló que fue víctima de situaciones similares y dio su testimonio: "Cuando tuve mi entrevista de trabajo fui con el currículum y me dijo que no hacía falta que leyera el CV, que me contrataba porque era linda", contó. Eso fue seguido de amenazas, abusos de poder y otras actitudes misóginas que terminaron con su renuncia. Pero eso no bastó. También Federica Guibelalde, ex locutora de La Batidora y El exprimidor, rompió el silencio y confesó, después de muchos años, que sufrió acosos y renunció porque no soportó más la situación, además de expresar su solidaridad con Ariana Charrúa y reconocer su la valentía. “Empecé a trabajar muy joven y recién recibida tuve que vivir mi propio tormento en el ámbito laboral porque las conductas machistas las asumíamos como normales", dijo. "El motivo de este pequeño testimonio es acompañar la lucha por los derechos de la mujer, hoy como madre de cuatro nenas", agregó. ¡Las pibas no nos callamos más! No aguantamos más, no nos hacemos más las boludas, no dejamos pasar más los abusos, acosos y violencias que sufrimos en la calle, en el trabajo, y en la propia casa, con la excusa de que son normales, inevitables...de que es lo que nos toca por tener cuerpos feminizados. Pero para eso, las pibas necesitamos más voz. Y los medios de comunicación aún sostienen lógicas patriarcales que nos obligan a tener lugares secundarios, menores, a cobrar menos, trabajar más, tener que renunciar por ser madres o sentir que algo nos falta para llegar a puestos de poder, como sí llegan nuestros compañeros varones. Lo sufrimos especialmente las más jóvenes. En los medios, las voces de varones superan ampliamente a las de mujeres, las discusiones sobre política o economía nos aparecen vedadas, o nos tenemos que resignar a dar el tiempo, la humedad, el tránsito… Según relevamientos internacionales realizados desde 1995 por la WACC: “Sólo el 24% de las noticias que circulan en tele, radio gráfica y redes sociales a nivel global tienen a mujeres como protagonistas. Además, cuando aparecemos, mayoritariamente lo hacemos como víctimas. No como especialistas de política, de economía”. Según un monitoreo reciente de Nos Quemaron Por Brujas, en las radios argentinas pueden pasar 50 minutos sin que se escuche la voz de una mujer. Y entre las 6 y las 10 de la mañana, en AM y FM se escuchan sobre todo voces de varones: el 69% por ciento de los programas son conducidos por hombres. Los estereotipos de género siguen vivos en los medios, que construyen y son parte de una desigualdad estructural que es política y es simbólica. Para cambiar esta situación, necesitamos más feministas en los medios, más perspectiva de género en los abordajes, más trabajo para periodistas mujeres… Las feministas tomamos los medios y nos metemos en donde nos mandaban a callar. Frente a los discursos que nos construyen como “fanáticas de los boliches”, “fiesteras” para desacreditar nuestras voces y para justificar nuestras muertes, decimos ya no más. Frente a los pactos entre machos que mantienen silenciadas a las mujeres que han sufrido acoso en los medios, manteniendo por detrás prácticas que sostienen y mantienen la opresión a mujeres, travas, trans y lesbianas y que al acosador lo perdonan o evitan denunciarlo. Nosotras escribimos, hablamos y contamos nuestras propias historias. Nos formamos, aprendemos las tecnologías necesarias para multiplicar nuestras voces y tenemos la ambición de hacer mierda al patriarcado, ni más ni menos. Desde Graves y Agudas estamos nuevamente en Locademia de feministas para hablar de nosotras, de nuestras voces, de todo lo que hace falta que rompamos y sigamos rompiendo…