Crisis: unos lloran y otros venden pañuelos 02/09/18 (#1003)

Episode 5,   Sep 03, 2018, 02:23 AM

Pastor José Luis Cinalli - 2/9/2018 

Crisis: unos lloran y otros venden pañuelos

“Jesús fue… al… Getsemaní… Se llevó a Pedro… Santiago y Juan, y… les dijo: “Mi alma está destrozada de tanta tristeza… quédense aquí y velen conmigo”. Él se adelantó… y se inclinó rostro en tierra mientras oraba… Luego volvió a los discípulos y los encontró dormidos. Le dijo a Pedro: “¿No pudieron velar conmigo ni siquiera una hora? Velen y oren para que no cedan ante la tentación…”. Entonces Jesús los dejó por segunda vez y oró… Cuando regresó… los encontró dormidos…”, Mateo 26:36-44 (NTV).

Después de la cena Jesús llevó a sus discípulos al Getsemaní, su lugar privado de oración. El apóstol Juan dice que a ese lugar “Jesús acudía frecuentemente con sus discípulos”, Juan 18:2 (BLPH). ¿Qué propósito tenía Jesús al llevar a sus discípulos a ese lugar? ¿Preparar la agenda de trabajo? ¿Programar las conferencias semanales? ¿Elaborar estrategias de discipulado y crecimiento de la iglesia incipiente? Lo dudo mucho porque cuando Jesús murió los discípulos no tenían idea de cómo hacer el trabajo. Lo más probable es que Jesús se reuniera con ellos solo para orar. ¡Qué privilegio estar con Jesús en su carpa del encuentro! Aquí yace una gran lección para todos aquellos que sirven a Dios en el discipulado y formación de nuevos líderes. Es un gran error sobredimensionar la información y capacitación teórica y subestimar la importancia de la oración conjunta. ¿Has invitado a tu familia a tu lugar secreto de oración? ¿Conocen tus amigos el sitio donde te encuentras con Dios? ¿Compartes tiempo de oración con tus discípulos? Jesús formó sus líderes pasando mucho tiempo de oración con ellos. Y nosotros deberíamos seguir su ejemplo.

Jesús afirmó que la forma más segura para enfrentar la tentación es la vigilia y la oración: “Velen y oren para que no cedan ante la tentación”, Mateo 26:41 (NTV). La cercanía con Dios te mantiene alejado del pecado, pero el pecado tiene grandes posibilidades con la persona que descuida su vida de oración. La gente filosofa acerca de las razones por las que una persona dotada de grandes talentos espirituales ha caído en desobediencia o ha pecado de manera grosera. Le echan la culpa al estrés, al pasado, al excesivo trabajo, al gobierno, e incluso a la iglesia. Sin embargo, la única verdad es el descuido en su relación con Dios. La comunión con Dios te otorga el poder para vencer cualquier tentación. Entiéndase bien, la madurez espiritual no te hace inmune a la tentación sino que te da el poder para enfrentarla. ¿No fue la oración el recurso utilizado por Jesús para afrontar con éxito la tentación? “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo”, Juan 6:15. La palabra “volvió”, da a entender que había estado antes. “El monte” era un lugar frecuentado por Jesús y sigue siendo el lugar donde encontramos las fuerzas necesarias para enfrentar las tentaciones de la vida. ¿Has hallado ya ‘tu monte de oración’? Tu vida depende de lo que allí suceda.

Hemos descuidado la disciplina espiritual de la vigilia. Jesús dijo: “Quédense aquí y velen conmigo”, Mateo 26:38 (NTV). La palabra velar puede traducirse como permanecer despierto, vigilante, alerta. “Ustedes… deben estar siempre alerta…”, Mateo 25:13 (BLS). “Manténganse… despiertos…”, Mateo 24:42 (DHH). “Qué bien les irá a esos siervos a quienes el patrón encuentra despiertos y listoscuando él regresa a casa…”, Lucas 12:37 (PDT). “¡Manténganse en guardia!... Pues no saben cuándo regresará el amo de la casa… Que no los encuentre dormidos cuando llegue sin previo aviso. Les digo a ustedes lo que digo a todos: ¡Manténganse despiertos esperándolo a él!”, Marcos 13:33-37 (NTV). Pablo también nos ordena vigilar: “Manténganse siempre en estado de alerta… confiando en Cristo…”, 1ª Corintios 16:13 (TLA). “Renuncien incluso al sueño, si es preciso, y oren con insistencia…”, Efesios 6:18 (BLPH). “Entréguense a la oración con espíritu vigilante…”, Colosenses 4:2 (BLPH). Jesús promete una bendición especial para aquellos que vigilan: “¡Dios bendecirá al que se mantenga despierto…!”, Apocalipsis 16:15 (BLS).

Jesús les había pedido a sus discípulos velar y orar para no ceder a la tentación. ¿A qué tentación se refería? ¡A la de negar a Jesús! Los discípulos descuidaron su vida de oración y cedieron a la tentación de abandonar a Jesús. Quizás alguien diga: “yo no he negado a Jesús” pero no deberíamos estar tan seguros. No compartir la fe en la universidad, el colegio, la calle o el trabajo es negar a Jesús porque colaboramos con los propósitos del diablo de callarnos y encerrar las buenas noticias en cuatro paredes. No predicar a Cristo es avergonzarse de Él, en definitiva, negarlo. El diablo no se molesta cuando profesamos nuestra fe de puertas hacia adentro pero ‘se brota’ cuando salimos a la calle y nos convertimos en mensajeros del amor de Dios: “Estaban sumamente molestos porque Pedro y Juan enseñaban a la gente”, Hechos 4:2 (NTV). ¡Comparte el evangelio con tus familiares y amigos cercanos! Háblales a tus compañeros de trabajo lo que Cristo hizo contigo. El precio por hacerlo no es tan alto como el que pagaron aquellos primeros cristianos. Algunas ‘burlitas’, un dedo para abajo en las redes sociales o un no me gusta en el face. Y eso es todo. Algunos sufrirán persecución mediática y serán denostados públicamente pero solo por un ratito y por supuesto nada que comprometa su integridad física ni la de su familia. Y sin embargo nos avergonzamos de nuestro Señor y le negamos la posibilidad de ser conocido en el mundo. Jesús dijo: “Todo aquel que me reconozca en público aquí en la tierra también lo reconoceré delante de mi Padre en el cielo. Pero al que me niegue aquí en la tierra, también yo lo negaré delante de mi Padre en el cielo”, Mateo 10:32-33 (NTV).

La estrategia del diablo para silenciarnos es la intimidación. Nos amenaza con que perderemos el trabajo o habrá una repulsa pública en nuestra contra. En una ciudad de Córdoba un pastor fue declarado persona no grata por predicar toda la Biblia. ¡Mientras no lo sea en el cielo no hay de qué preocuparse! Una escuela cristiana fue denunciada ante el ministerio de educación porque en sus instalaciones se permitió una charla en contra de la ideología de género y fueron amenazados con perder el subsidio del gobierno. Quizás sea hora de dejar de depender de la provisión del estado y empezar a depender de la provisión de Dios. El Dios que les ordenó levantar una escuela, ¿no es capaz también de proveerles los fondos necesarios sin tener que comprometer sus convicciones religiosas? ¿De qué manera deberíamos enfrentar esta ola de persecución mediática? Sencillo. Con las mismas armas con las que Ester revertió un decreto de exterminio nacional y con las que Daniel puso en libertad a toda una nación: ayuno, oración y no te olvides de la vigilia. El hecho de que tengamos oposición no significa que tengamos que abandonar la obra: “No tengas miedo de sufrir por el Señor. Ocúpate en decirles a otros la Buena Noticia y lleva a cabo todo el ministerio que Dios te dio”, 2ª Timoteo 4:5 (NTV). Quizás podríamos orar como los primeros cristianos: “Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra…”, Hechos 4:29.

Una reflexión final. Los discípulos que descuidaron su vida de oración terminaron negando a Jesús. Tuvieron miedo de los judíos y el miedo siempre te lleva a desconfiar de Dios. ¿Cómo hacemos para permanecer firmes en medio de un mundo tan convulsionado? El lugar secreto es la respuesta. El dólar se dispara, los precios suben y la especulación reina. Un clima de desesperanza gobierna nuestra nación. No cedamos a la tentación de creer que no tenemos futuro y de que no podremos cubrir nuestras necesidades básicas. ¿Y saben por qué? Porque Dios ha dicho: “El SEÑOR no dejará que el justo pase hambre…”, Proverbios 10:3 (NTV). “Tú cuidas siempre de quienes te respetan… En tiempos de escasez, no los dejas morir de hambre”, Salmo 33:18-19 (TLA). “En tiempos difíciles serán prosperados; en épocas de hambre tendrán abundancia”, Salmo 37:19 (BAD). “Una vez fui joven, ahora soy anciano, sin embargo, nunca he visto abandonado al justo ni a sus hijos mendigando pan”, Salmo 37:25 (NTV). “Ya no se preocupen por lo que van a comer, o lo que van a beber, o por la ropa que se van a poner. Sólo los que no conocen a Dios se preocupan por eso. Ustedes tienen como padre a Dios… y él sabe lo que ustedes necesitan. Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten. Así que no se preocupen por lo que pasará mañana…”, Mateo 6:31-34 (TLA). Dios no pide que entendamos todo lo que sucede sino que confiemos en Él y eso es lo que haremos. La economía del país podría estar en crisis pero nunca la de Dios. Podría haber desabastecimiento pero no en los tesoros del cielo. Dios nunca tiene un mal año. Mientras permanezcas conectado a Dios su provisión nunca faltará. Así que basta de darle vueltas al asunto. Basta de discutir con Satanás y de filosofar acerca de cuál será el futuro del país. Ora más y los temores se disiparán y tus problemas pronto se resolverán. Aunque a tu alrededor exista pobreza y necesidad, a los que confían en el Señor nada les faltará. Ten por seguro que en medio de tu peor momento Dios puede liberar el mejor negocio, hacer que obtengas el mejor contrato o darte una idea creativa que genere nuevos recursos. Dios no tiene límites para bendecir y tú no debes ponerle límites a Dios para ser bendecido.