Ideología de género 21/10/18 (#1010)

Episode 12,   Oct 21, 2018, 11:55 PM

Pastor José Luis Cinalli - 21/10/2018

Ideología de género 

“Moab… acostumbraba pagar a… Israel un tributo anual… pero… se rebeló… Entonces el rey Joram… reunió al ejército de Israel y marchó desde Samaria… Ya en camino, envió este mensaje a Josafat… “¿saldrás conmigo a la batalla…?”. Josafat le respondió: “¡Por supuesto!”… El rey de Edom… también se unió a ellos… Josafat… preguntó: — ¿Acaso no hay ningún profeta del SEÑOR con nosotros? Si es así, podemos preguntarle… qué debemos hacer… Así que… fueron a consultar a Eliseo… Eliseo respondió… “¡el Señor les dará la victoria sobre el ejército de Moab!”... Cuando el rey de Moab vio que estaba perdiendo la batalla… tomó a su hijo mayor… y lo sacrificó como una ofrenda… En consecuencia, hubo un gran enojo contra Israel y los israelitas se retiraron y regresaron a su tierra”, 2º Reyes 3:4-27 (NTV). 

Moab le pagaba a Israel un impuesto anual, pero un día se rebeló y dejó de hacerlo. Joram unió fuerzas con el rey Josafat y con el rey de Edom y fueron a pelear contra los moabitas. Juntos ganaron la guerra. Sin embargo, de repente, algo insólito sucedió. El rey de Moab tomó a su hijo primogénito y lo sacrificó a su dios Quemos haciendo que Israel abandonara la tierra. En medio de una batalla física tuvo lugar una intervención espiritual que cambió el panorama. La adoración ofrecida por el rey de Moab inclinó el resultado de la batalla a su favor.

Solo la intervención de un ser espiritual podría explicar el abandono de Israel. Humanamente hablando era imposible que perdiera la guerra. Y aunque iba ganando, no afianzó su conquista sino que retrocedió y regresó sin botín y sin gloria. En definitiva, no ganaron porque el rey de Moab incluyó a su dios en la batalla. El trono de las tinieblas se sostiene mediante la adoración de sus seguidores. A medida que aumenta el sacrificio aumenta el poder. No es lo mismo ofrecer un animal que ofrecer un niño. El fruto de la tierra tiene un valor mínimo en el culto a los demonios. Le sigue la sangre de animales y la sangre humana: niños, vírgenes, sacerdotes, sangre de primogénitos y finalmente sangre real. El rey de Moab adoró a Satanás ofreciendo lo más precioso que tenía: su hijo primogénito. El ídolo era Quemos pero la adoración iba dirigida al dios que estaba detrás de ese ídolo, es decir, al diablo. Pablo dijo que “esos sacrificios se ofrecen a los demonios…”, 1ª Corintios 10:20 (PDT). Los mismos israelitas siguieron ese mal ejemplo y “sacrificaron a sus propios hijos… a los demonios”, Salmo 106:37 (NTV). Esta degradación comenzó con Salomón quién “…adoró a Moloc… y construyó un lugar para adorar a Quemós…”, 1º Reyes 11:5-7 (PDT). 

Una vez abierta la puerta a la idolatría fue muy difícil cerrarla. Ni siquiera los reyes ‘buenos’ como Josías pudieron erradicarla completamente, ya que Ezequiel que comenzó a profetizar 16 años después de su muerte menciona que el sacrificio de niños seguía existiendo. Este acto era tan malo a los ojos de Dios que se castigaba con la pena de muerte: “Todo israelita… que entregue a uno de sus hijos para quemarlo como sacrificio a Moloc, será condenado a muerte…”, Levítico 20:2 (BAD). El sacrificio de niños está vigente hoy en día: se llama aborto. Los niños se entregan al dios aborto. ¡Los ídolos pueden cambiar de nombres pero el destinatario de la adoración sigue siendo el mismo diablo! Por supuesto que las personas no tienen la intención manifiesta de adorar al diablo pero eso es lo que hacen. Y no solo eso sino que según Pablo tienen comunión con los demonios sin saberlo: “No se puede beber de la copa en la Cena del Señor y sentarse después en la mesa de Satanás. No se puede comer pan de la mesa del Señor y de la mesa de Satanás”, 1ª Corintios 10:21 (NT BAD). El hecho de que no sepamos que adoramos a los demonios no nos exime delante de Dios.

El sacrificio de niños es una afrenta a nuestro Dios. “No ofrezcas a ningún hijo tuyo como sacrificio a Moloc. Eso es faltarle el respeto al nombre de tu Dios…”, Levítico 18:21 (PDT). En la versión DHH dice: “No ofendas así el nombre de tu Dios” y en la TLA: “no me insulten de esa manera”. El tema de la ideología de género y el aborto es muy serio ante nuestro Dios: “Ya no puedo recibir sus cultos con agrado, pues ustedes se han relacionado con esos ídolos odiosos… siguen presentando a sus hijos como ofrendas quemadas en honor de sus ídolos malolientes. ¿Y todavía esperan que yo les dé mensajes cuando vienen a consultarme? Pues les juro que no les daré ninguna respuesta…”, Ezequiel 20:30-31 (TLA). “Ellas me fueron infieles, pues adoraron a sus ídolos malolientes. Además, son unas asesinas, pues presentaron a nuestros hijos como ofrenda a esos ídolos…”, Ezequiel 23:37 (TLA).

El principio del fin para Israel llegó cuando Moab incluyó a su dios en la guerra. ¿No podría Israel haber hecho lo mismo? ¿No podría haber incluido a Dios en escena? ¡Claro que sí! Pero ellos no supieron como pelear una batalla espiritual. Eran hábiles estrategas militares pero inexpertos en intervenciones espirituales. Cuando la batalla es espiritual los recursos que deben utilizarse también deben ser espirituales. Pablo dijo: “Nunca me valgo de planes ni métodos humanos para ganar mis batallas. Para destruir las fortalezas del mal, no empleo armas humanas, sino las invencibles armas del todopoderoso Dios…”, 2ª Corintios 10:3-4 (NT BAD). El rey de Moab sabía cómo pelear una batalla espiritual. Adoró a Moloc ofreciéndole una ofrenda de mucho valor. ¿Qué hicieron Joram, Josafat y el rey de Edom? Nada. Perdieron la batalla porque no emplearon los recursos espirituales necesarios para enfrentar semejante fortaleza.

En Jueces 20 se menciona una guerra entre los israelitas y una fortaleza espiritual sexual. Un levita y su concubina regresaban de un largo viaje y decidieron pasar la noche en una ciudad llamada Gabaa. Un anciano los hospedó en su casa y mientras disfrutaban de la cena algo tenebroso sucedió: “Los hombres de aquella ciudad… hijos de Belial, rodearon la casa… diciendo al… viejo dueño de la casa… Saca al hombre que tienes en tu casa, queremos tener relaciones sexuales con él”, Jueces 19:22a (RVG) y 22b (PDT). Aquellos degenerados eran hijos de Belial y Pablo aclara que Belial es Satanás: “¿Qué armonía hay entre Cristo y Belial?”, 2ª Corintios 6:15 o como lo dice otra versión: “¿Qué armonía puede haber entre Cristo y el diablo?”, NTV. ¿Te das cuenta? Aquella potestad espiritual se hacía cada vez más fuerte a medida que sus fieles seguidores le rendían adoración mediante prácticas sexuales aberrantes (recuerda que como no pudieron violar a los hombres violaron a la mujer del levita hasta que la mataron). Los israelitas solo pudieron con aquella fortaleza cuando incluyeron a Dios en la guerra mediante la adoración de sacrificio. Emplearon todos los recursos espirituales posibles: comunión, acuerdo, oración, quebrantamiento, lágrimas, ayuno y ofrenda voluntaria. Los adoradores a Dios ofrecieron una ofrenda irresistible. ¿Y cómo les fue? Salieron y derrotaron por completo al ejército enemigo, Jueces 20:35.

Jesús mismo dijo que hay potestades que no se van sino con ayuno y oración, Marcos 9:28-29. No se puede romper una fortaleza sexual y anular una maldición con recursos humanos. ¡No se puede sin Dios! La atadura no se rompe, la batalla no se gana y la bendición no llega si Dios no interviene. Joram, Josafat y el rey de Edom no hicieron nada para involucrar a Dios en la batalla. Confiaron hasta el último minuto en su poderío y habilidades militares. ¿Y cuál fue el resultado? Volvieron a casa con las manos vacías. La existencia de un reino maligno sobrenatural es una realidad y exige adoración; pero Dios nos da la estrategia para enfrentar esas potestades apelando a recursos espirituales que son poderosos para la destrucción de fortalezas: “Para destruir las fortalezas del mal, no empleo armas humanas, sino las invencibles armas del todopoderoso Dios…”, 2ª Corintios 10:4 (NT BAD).

Así como era humanamente imposible que Moab ganara la guerra también lo es que una pequeña minoría sexual logre cambiar la cosmovisión de una sociedad en pocos años. Sin embargo, la ideología de género se hace cada vez más fuerte. Solo si aceptamos la idea de que existe una potestad espiritual detrás de este movimiento entenderemos la razón de su influencia. “Nuestra lucha no es contra seres de carne y hueso, sino contra seres incorpóreos —malignos soberanos del mundo invisible, poderosos seres satánicos y príncipes de las tinieblas que gobiernan este mundo— y contra perversas huestes espirituales en el mundo espiritual”,Efesios 6:12 (NT BAD). Esa fortaleza es cada vez más fuerte porque se alimenta de las ofrendas que le dan sus seguidores. ¿Qué ofrenda? Entre otras cosas, la vida de los niños. El aborto es la ofrenda moderna de los sacrificios que antiguamente se le rendían al dios Moloc y a Quemos. Existe una relación muy estrecha entre el mundo demoníaco, la perversidad sexual y el sacrificio de niños. ¿No te has dado cuenta que el eje central de este movimiento ideológico son los niños? Ya sea mediante el aborto, o como elegantemente lo llaman la interrupción voluntaria del embarazo, o el adoctrinamiento en los años de formación el objetivo son los niños. Están decididos a imponer programas de adoctrinamiento desde la infancia para crear una nueva forma de pensar que excluya a Dios y a sus preceptos en las futuras generaciones. ¿Es un movimiento en favor de los derechos humanos o es un movimiento anticristiano que limita nuestra libre expresión y forma de vida?

Lo más preocupante no es lo poderoso de esta potestad sino lo dormida e hipnotizada que está la iglesia y la sociedad al punto de que ya no vemos con malos ojos que se debata una ley para matar niños. La sociedad esta desensibilizada al punto que hay colegios cristianos que por temor tranzaron con el gobierno e incorporaron contenidos que son abiertamente contrarios al diseño de Dios para la sexualidad.

Volvamos a leer el texto central de este estudio: “Cuando el rey de Moab vio que estaba perdiendo la batalla… tomó a su hijo mayor… y lo sacrificó como una ofrenda… En consecuencia, hubo un gran enojo contra Israel y los israelitas se retiraron y regresaron a su tierra”, 2º Reyes 3 (NTV). Hubo un gran enojo. ¿De quién? ¿De Dios? Imposible porque fue Él quien les prometió la victoria. ¿De los habitantes de Moab? De ninguna manera si ya había perdido la guerra. El enojo no puede ser sino del diablo. ¿No está también enojado hoy con el pueblo de Dios? Los israelitas se volvieron con las manos vacías porque se sintieron intimidados. Así trabaja el diablo. El modus operandi de esta potestad llamada ideología de género es la intimidación. El mal avanza porque los buenos no hacen nada. El mundo tiene demasiada influencia en la iglesia porque la iglesia no tiene influencia en el mundo. Los creyentes estamos paralizados de miedo. Bajo promesas de represalias los docentes temen y los líderes ya no predicamos acerca de todo el diseño de Dios. Imagínate si lo primeros creyentes hubieran hecho caso de las leyes anti Dios. ¡Ninguno de nosotros sería cristiano! Pero ellos no obedecieron la ley del hombre cuando esta se oponía abiertamente a la ley de Dios: “Llamaron… a los apóstoles y les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús. Pero Pedro y Juan respondieron: “¿Acaso piensan que Dios quiere que los obedezcamos a ustedes en lugar de a él? Nosotros no podemos dejar de hablar acerca de todo lo que hemos visto y oído”, Hechos 4:18-20 (NTV).

Imagínate si cada uno de nosotros en el lugar que Dios nos puso siguiéramos el ejemplo de aquellos primeros cristianos y levantáramos la voz para oponernos a esta malvada concepción ideológica que atenta contra nuestros valores y principios cristianos. Hagámoslo aunque seamos perseguidos, denostados y ridiculizados y hagámoslo para no deshonrar a Dios: “Todo aquel que me reconozca en público aquí en la tierra también lo reconoceré delante de mi Padre en el cielo. Pero al que me niegue aquí en la tierra, también yo lo negaré delante de mi Padre en el cielo”, Mateo 10:32-33 (NTV). Somos tan cobardes como los padres del ciego a quienes los fariseos le preguntaron quién lo había sanado y ellos no dijeron la verdad por temor de que los expulsaran de la sinagoga: “Sus padres contestaron: — Sabemos que él es nuestro hijo y que nació ciego, pero no sabemos… quién lo sanó. Pregúntenselo a él… Los padres dijeron eso por miedo a los líderes judíos, quienes habían anunciado que cualquiera que dijera que Jesús era el Mesías sería expulsado de la sinagoga”, Juan 9:20-22 (NTV).

Iglesia. Estamos siendo probados. Nuestro gran Dios nos observa. ¿Cómo reaccionaremos frente a esta filosofía de muerte que se ha levantado para arruinar el plan de Dios en nuestras familias? ¿Seguiremos impávidos, escondiendo la cabeza, tratando de proteger nuestro pellejo y colaborando con los propósitos del diablo o nos comprometeremos con la causa de Cristo velando con recursos espirituales por nuestras familias y advirtiendo a la sociedad que un manto de oscuridad se cierne sobre nuestra nación? Nuestra actitud demostrará cuánto honramos a Dios.

Quiero hacer un llamado a la iglesia a comprometernos con Dios y ser fieles a su mensaje. Que la voz de la trompeta suene clara para que nadie esté confundido. Basta de ser discípulos mudos. Hagamos conocer la voluntad de Dios claramente y al igual que aquellos israelitas que enfrentaron con éxito aquella potestad sexual apelemos a las armas espirituales de la oración, la unidad, el quebrantamiento, las lágrimas, el ayuno y la ofrenda. Perdamos el miedo, alcemos bien en el alto el nombre de Dios y gritemos, ¡a la batalla pero solo con recursos espirituales!