Aléjate del miedo o el miedo te alejará de Dios 26/04/2020 #1089
Episode 92, Apr 27, 2020, 01:41 AM
José Luis Cinalli
26/4/2020
Aléjate del miedo o el miedo te alejará de Dios
“El Señor… anda por tu campamento para protegerte… Por eso tu campamento debe ser un lugar santo; si el Señor ve algo indecente, se apartará de ti”, Deuteronomio 23:14 (BAD).
En el campamento de Israel había muchas cosas indecentes. En primer lugar inmoralidad sexual, Números 25:1-3. Semejante pecado hizo que perdieran la presencia y la protección de Dios, pero no la tierra prometida. Lo mismo sucedió con la idolatría, Éxodo 32. Solo una cosa hizo que Israel no entrara a la tierra de su bendición: la incredulidad: “… No pudieron entrar por causa de su incredulidad”, Hebreos 3:19 (NVI); Salmo 106:24. Pero la Biblia también dice que no entraron a causa del miedo: “Asustaron tanto al pueblo que nadie quería entrar en la Tierra Prometida…”, Josué 14:8 (NTV). La incredulidad y el miedo están relacionados. Jesús dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Todavía no tienen fe?”, Marcos 4:40 (NTV). El miedo atrae la incredulidad y la incredulidad aleja a Dios y su bendición. Veamos un ejemplo bíblico. En el libro de Números se cuenta la historia de los doce espías enviados a Canaán. No todos trajeron el mismo reporte aunque todos vieron lo mismo. Diez de ellos dijeron: “El pueblo que la habita es poderoso y sus ciudades son grandes y fortificadas… ¡No podemos atacar a esa gente! Ellos son más fuertes que nosotros… y todos los hombres que vimos allá eran enormes… Al lado de ellos nos sentíamos como langostas…”, Números 13:28 (NTV) y 31-33 (DHH). Analicemos ahora el informe de Josué y Caleb: “La tierra que hemos… explorado es… muy buena… el Señor nos… la entregará… Ustedes hacen… mal en rebelarse contra el Señor y en temer a los habitantes de esa tierra. Nos los comeremos como si fueran pan, porque… con nosotros está el Señor…”, Números 14:7-9 (BLPH). ¿Adviertes la diferencia? El discurso de Josué y Caleb está orientado en Dios; en cambio, el de los otros espías, en los gigantes. Josué y Caleb mencionan a Dios, el resto nunca lo hace. Como consecuencia, en los primeros prevalecía la fe: “Los comeremos como si fueran pan”; mientras que en los demás predominaba la cobardía y el miedo: “Nos comerán como langostas”. Si miras a Dios tus gigantes no tienen posibilidades; en cambio, si miras a los gigantes el miedo se apodera de ti. ¡Los miedosos tienen mentalidad de langostas!
El miedo y la incredulidad excluyen a Dios. En cambio, la fe introduce a Dios en todo asunto. Josué y Caleb se enfocaron en Dios, los otros espías en los gigantes. Unos vieron al Invisible y los otros a los hijos de Anac. Josué y Caleb no negaron la realidad. Las murallas existían, las ciudades eran grandes y los gigantes eran fuertes. Pero ellos nunca perdieron de vista a Dios ni dejaron de creer en sus maravillosas promesas de que poseerían la tierra. ¡Hagamos lo mismo! No se trata de negar las dificultades. Las crisis y los problemas son reales. Lo que debemos hacer es mirar a Dios, creer en Dios y esperar en Dios. La fe se da cuenta del lado penoso de las cosas, pero posee la convicción de que jamás habrá para Dios una crisis demasiado grande, una dificultad demasiado difícil o un gigante demasiado fuerte. Los que se apoyan en Dios confiesan como Josué y Caleb: “podemos conquistar…”, Números 13:30 (DHH). En cambio, los que miran a los gigantes es lógico que digan: “No podremos vencer…”, Números 13:31 (TLA). Advierte algo más. Los que dijeron “podemos conquistar”, entraron a la tierra prometida. Los que declararon que Dios los había sacado de Egipto para hacerlos morir en el desierto (Éxodo 16:3) terminaron muertos en el desierto. El fin de ellos fue según sus palabras. Jesús dijo: “… Se hará con ustedes conforme a su fe”, Mateo 9:29 (NVI). La fe que triunfa es aquella que mira a Dios antes que a los problemas: “No miramos las dificultades… en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse…”, 2ª Corintios 4:18 (NTV). Este es un hecho; ¡el que no quiera andar con Dios por la fe, Dios no andará con Él en su incredulidad!
Existe un detalle más en la historia de los doce espías. La fe de Josué y Caleb no inspiró a nadie. Ni siquiera a sus propias tribus. En cambio, el miedo de los diez espías se propagó a más de tres millones de personas en cuestión de segundos. ¡Qué extraordinario poder de contagio tienen el miedo y la incredulidad! Esa es la razón por la que Dios ponía en cuarentena a los miedosos: para que no contagiaran el miedo al resto del campamento, Deuteronomio 20:8. Purifica tu círculo íntimo. Un entorno tóxico podría hacerte perder muchos milagros. Insisto en este punto. Todo un país siguió el ejemplo de diez personas incrédulas y miedosas, y no la recomendación de quienes se apoyaban en Dios y en sus promesas. ¡Nosotros hacemos lo mismo! Tenemos cientos de promesas en la Biblia que nos aseguran que Dios estará con nosotros y que nunca nos abandonará. TENEMOS SU PALABRA Y TENEMOS SU PRESENCIA, y sin embargo nos rendimos ante las profecías de gente sin Dios, sin fe y sin esperanza que siempre vaticinan lo peor. Dejar que el miedo se haga cargo de nuestra vida es costoso. Los espías miedosos y todos aquellos que siguieron sus consejos se perdieron la tierra prometida: “… Ninguno de esta generación perversa vivirá para ver la… tierra… ni uno solo… entrará”, Deuteronomio 1:35 y Números 14:22 (NTV); Salmo 95:11. Además, todos murieron antes de tiempo: “Dios los castigó con la muerte”, Números 14:36 (TLA). “… Perecieron y sus cadáveres quedaron en el desierto”, Hebreos 3:17 (BL95); Salmo 106:26; Judas 1:5; Números 14:29-32. Y sus hijos fueron demorados en los propósitos de Dios: “… Sus hijos… vagarán por el desierto… ellos pagarán por la infidelidad de ustedes, hasta que el último de ustedes caiga muerto en el desierto…”, Números 14:33 (NTV). ¡Cuidado porque el miedo tiene el potencial de abortar los mejores planes de Dios para tu vida y la de sus seres queridos! ¡Aléjate del miedo o el miedo te alejará de Dios!
Entiéndase bien. El miedo no es un problema mientras no se apodere de ti. Y para que eso no ocurra debes mirar a Dios y creer a su Palabra. Te daré algunas promesas para que edifiques tu fe, pero ten presente que no te servirán si no las crees de todo tu corazón. Refiriéndose a quienes escucharon el evangelio pero no lo creyeron el Señor dijo: “…A ellos el mensaje no les fue de ningún provecho porque no lo creyeron. Les faltaba fe”, Hebreos 4:2 (NT BAD). La Palabra de Dios es alimento para el hombre interior y al igual que el alimento físico de nada aprovecha si no es asimilado. Comer mucho no significa que estemos bien nutridos. No es cuánto comemos sino cuánto de lo que comemos asimila nuestro cuerpo. Eso marca la diferencia entre un cuerpo sano y uno que no lo es. Podrías estar ingiriendo alimentos de la más excelente calidad pero si tu cuerpo no los asimila estarás desnutrido. Lo mismo sucede con nuestro cuerpo espiritual. El alimento no escasea en estos tiempos. Hay en abundancia para todo aquel que quiera. Y muchos creyentes se alimentan, pero sus vidas espirituales siguen raquíticas. Tenemos muy pocos creyentes fuertes y sanos espiritualmente. La iglesia no crece sólida en la fe y en los principios bíblicos. Al contrario, tenemos creyentes volátiles, ligth que se pasan horas comiendo alimento espiritual nutritivo pero no son capaces de vivir en esas verdades. No son más obedientes ni más respetuosos de Dios y de sus palabras. No son más humildes ni más consagrados. No predican más y no critican menos. No existe una transformación profunda que honre y glorifique a Dios. Espero que hoy sea el día en que comience esa transformación. Que las siguientes promesas alimenten y nutran tu ser interior: “… No tengan miedo… porque el SEÑOR está con ustedes”, 2º Crónicas 20:17 (NTV); Jeremías 42:11. “… No tengan miedo... Dios peleará por ustedes”, Éxodo 14:13-14 (TLA); Deuteronomio 3:22; 2º Crónicas 20:15. “… No tengas miedo, aquí estoy para ayudarte”, Isaías 41:13 (NTV); 44:2; 58:1. “No temas… Yo estoy contigo y te salvaré…”, Jeremías 30:10-11 (NTV); 15:20; 46:28. “… No… tengas miedo… yo estoy contigo y te protegeré…”, Jeremías 1:17-19 (NTV); Génesis 15:1; Nehemías 4:14. “… ¡No… tengan miedo! El SEÑOR… va delante de ustedes…”, Deuteronomio 1:29-30 (NTV); Números 14:9. “No hay por qué temer… porque el SEÑOR es tu seguridad. Él cuidará que tu pie no caiga en una trampa”, Proverbios 3:25-26 (NTV); Isaías 51:12. “… No tengan miedo... No hay otro dios fuera de mí, no hay otro dios que los proteja. ¡Y si lo hay, yo no lo conozco!”, Isaías 44:8 (TLA). “… Sé fuerte… yo estoy con ustedes… Yo les prometí que los acompañaría; y así ha sido siempre: ¡mi espíritu los acompaña! Por eso, no tengan miedo”, Hageo 2:4 (NTV) y 5 (TLA). “… No tengas miedo… pues tu Dios está contigo y con su poder te salvará… Dios promete poner fin a la desgracia que ahora sufren y a la vergüenza que ahora sienten… Yo haré que cambie la suerte… juro que así será”, Sofonías 3:16-20 (TLA).