Los grandes perdedores de esta crisis 17/05/2020 #1092

Episode 95,   May 17, 2020, 10:15 PM


 17/5/2020
Los grandes perdedores de esta crisis
 
“Obedece todos los mandamientos de… Dios… Si haces esto, te va a ir bien en todo lo que hagas…, 1º Reyes 2:3 (TLA).
 
Dios nos ha revelado el secreto del éxito: “…Tendrás éxito si obedeces cuidadosamente los decretos y las ordenanzas del SEÑOR…”, 1º Crónicas 22:13 (NTV). “Nunca dejes de leer el libro de la Ley; estúdialo… y ponlo en práctica, para que tengas éxito en todo lo que hagas…, Josué 1:8 (TLA). “… Si… ponen toda su atención en la Palabra de Dios, y la obedecen siempre, serán felices en todo lo que hagan…”, Santiago 1:25 (TLA). “Obedece sus… mandamientos… para que… prosperen, y… vivan mucho tiempo…”, Deuteronomio 4:40 (PDT); 5:33; 6:2 y 29:9. “El SEÑOR… te ordena obedecer todos sus decretos y ordenanzas… Si lo haces… recibirás alabanza, honra y fama…”, Deuteronomio 26:16-19 (NTV). Éxito, felicidad, prosperidad, fama y larga vida. ¡Qué maravillosas promesas! Y serán nuestras si tan solo obedecemos sus mandamientos. La Palabra de Dios era la fuente de la sabiduría de los reyes. La primera medida de gobierno de un rey consistía en escribir de puño y letra una copia de la ley: “El rey… cuando suba al trono, deberá copiar… esta ley… la llevará consigo, la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Dios, guardando todas las palabras… y poniendo en práctica sus preceptos…”, Deuteronomio 17:16-19 (BLA). El éxito de David fue el resultado de su pasión por la Palabra de Dios: “¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día medito en ella… obedezco tus mandatos y los amo de todo corazón, Salmo 119:97 (NVI) y 167 (DHH). La Palabra de Dios está al alcance de todos. Acceder a una Biblia parece no ser ningún desafío hoy en día, pero leerla y obedecerla sí lo es. Jesús dijo: Examinen cuidadosamente las Escrituras…, Juan 5:39 (NVP). Y el profeta Isaías agregó: “Escudriñen el libro del SEÑOR…”, Isaías 34:16 (NTV). La razón por la que se teme tan poco a Dios es porque se desprecia su Palabra. ¡Existe la apremiante necesidad de una sumisión sin reserva a la autoridad de la Palabra de Dios!
 
Imagina lo que sería este mundo si obedeciéramos la Palabra de Dios. Cada gobierno que asume promete devolverle al país el esplendor de tiempos pasados. Pero ninguno lo logra. ¿Por qué? Porque no siguen el modelo bíblico para la prosperidad. Respetar a Dios no está incluido en el programa de ningún gobierno. Mientras sigamos peleándonos con Dios viviremos a los tumbos. Yo creí que la actual crisis despertaría la sensibilidad espiritual de quienes nos gobiernan. Pero no sucedió. ¿Sabes quiénes son los grandes perdedores de esta crisis? Los menos vulnerables al virus: los niños. El virus parece no representar ninguna amenaza para los infantes, pero no podemos decir lo mismo del gobierno. Han logrado aislar a los pequeños para envenenar sus mentes mediante el adoctrinamiento ideológico en las clases virtuales que reciben del Ministerio de Educación. Además existe una inoperancia llamativa frente al abuso sexual infantil que se ha disparado en esta cuarentena. ¿De verdad alguien cree que los niños están seguros en sus hogares? Los niños están siendo instruidos en la más perversa doctrina anti Dios que hemos conocido. A no todos les va mal en esta crisis. El gobierno ha concentrado sus esfuerzos para destruir las próximas generaciones. Incluso imponen castigos severos a los docentes que se niegan a participar en este macabro plan de destruir a los niños. Se supo de un docente a quien se le quitó el sueldo por negarse a dar contenido ideológico y de un video educativo del ministerio de salud de la provincia de Buenos Aires promoviendo el aborto como un derecho esencial y gratuito. ¿Es casualidad que las ciudades más anticristianas del mundo sean las más azotadas por esta pandemia? Despertemos. Papá gobierno ha asumido la educación de nuestros niños mientras nosotros, inocentes y distraídos, nos embobamos en cómo se dispara el dólar y en cuántas personas se ha cobrado el virus. El remedio eficaz a esta lamentable situación mundial se encuentra en el retorno a la simple autoridad de la Palabra de Dios. Es urgente que asumamos el rol educativo y espiritual que nos corresponde en nuestras familias. Fiscaliza el contenido curricular que tus hijos reciben. Toma tiempo para levantar el altar familiar. Lee la Biblia y ora con ellos. Permite que tus hijos accedan a libros como Cuentos que no son Cuentos, Súper Capaz, Leyendas Verdaderas y Las Aventuras de Pecos y Pina cuyo contenido inspira a los niños a honrar a Dios. Descarga gratuitamente dichos libros de nuestra página web www.iglesiadelaciudad.com.ar y luego compártelo con cuántos niños puedas. 
 
¿Por qué se desprecia tanto la Palabra de Dios? Porque revela todos nuestros defectos. La Biblia es un libro que juzga el corazón y los caminos del hombre. De ahí que no se lo quiera. Existió siempre un denodado esfuerzo por encontrar defectos en el santo libro de Dios. ¡Qué cosa extraña! El hombre mundano se opone a la Biblia pero deja en paz a cualquier otro libro. ¿No hicieron lo mismo con la Palabra viviente, esto es, el hijo de Dios, el Señor Jesucristo? Lo aborrecían porque decía la verdad. A cualquier otro hombre lo hubieran tolerado, pero a Él lo vigilaban y acechaban en cada uno de sus pasos. Procuraban enredarlo en sus palabras para entregarlo a las autoridades. Así fue durante su vida y al final cuando fue clavado en la cruz entre dos delincuentes, a éstos se los dejó en paz mientras que los insultos, escupitajos y toda vulgar infamia iban dirigidos al ocupante de la cruz central. Pero que nadie cante victoria. Aunque han tratado de destruir la Biblia nunca lo han conseguido y nunca lo harán. Ella permanece a pesar de los asaltos del enemigo: “Mientras el cielo y la tierra existan, tu palabra permanecerá”, Salmo 119:89 (TLA). La Palabra de Dios es actual. Nos habla con tanta precisión y frescura como si hubiera sido pronunciada hoy mismo. Toma cualquier libro escrito hace dos o tres mil años atrás y lo único que verás es una reliquia, algo que pudiéramos colocar al lado de una momia en el mejor museo de historia. Sería una pieza de escritura antigua, inútil para nosotros. En cambio, la Biblia es el libro para hoy. Es el libro de Dios, su perfecta revelación: “Toda la Escritura es un mensaje enviado por Dios, y es útil para enseñar, reprender, corregir y mostrar a la gente cómo vivir de la manera que Dios manda…, 2ª Timoteo 3:16 (PDT). Su voz nos habla a todos y nos habla al corazón alcanzando las profundidades de nuestro ser moral: “La palabra de Dios vive, es poderosa… entra tan profundo… que juzga los pensamientos y sentimientos de nuestro corazón, Hebreos 4:12 (PDT). ¡Qué privilegio tener en nuestras manos la revelación divina! Lo que resta por hacer es creerla y obedecerla y entonces todo nos saldrá bien:Dios bendice a quienes aman su palabra¡todo lo que hacen les sale bien!, Salmo 1:2-3 (TLA).
 
Permite que te de algunas sugerencias prácticas. Lee la Biblia todos los días, pero sin apuros. Escoge una versión sencilla y pídele al Espíritu Santo que ilumine tu mente revelándote su voluntad. Pon en práctica todo lo que aprendes y hazlo inmediatamente, de esa manera irás creciendo en el conocimiento de Dios y serás preservado de cientos de errores. Jesús dijo: “… Qué afortunados son los que escuchan la palabra de Dios y la obedecen’”, Lucas 11:28 (PDT). Además ten la más completa seguridad de que Dios te guiará en todas las cosas: “El Señor… dirige los pasos de los humildes, y muestra a los sencillos el camino”, Salmo 25:8-9 (BLA); Salmo 37:23. Dios te hará saber dónde te quiere y qué es lo que quiere que hagas y hasta que no estés seguro de su voluntad no te muevas. ¡Quédate quieto y espera! ¿Estás desorientado en cuanto al camino que debes tomar? ¡Pues no tomes ninguno! Ahora bien, cuando Dios te muestre su voluntad obedécelo. Nunca cometas la insensatez de pedirle a Dios consejo sobre un asunto del que ya tengas una decisión tomada en tu corazón. El rey Acab le preguntó al Josafat si iría con él a la batalla. Josafat dijo: “Iremos contigo a la guerra”, 2º Crónicas 18:3. Después de su decisión consultó a Dios, 2º Reyes 22:5. Dios le advirtió que no saliera a la guerra, (1º Reyes 22:23) pero Josafat no le hizo caso. Fue a la guerra y casi perdió la vida. Lo mismo sucedió con el remanente de Judá. El pueblo se acercó al profeta pidiéndole consejo en cuanto a la conveniencia o no de ir a vivir a Egipto: “Ruega al Señor… que nos diga qué camino debemos seguir y lo que debemos hacer… Gústenos o no… obedeceremos al Señor…”, Jeremías 42:3-6 (PDT). Cuando Jeremías le hizo saber que Dios no quería que fueran a Egipto ellos dijeron: “¡Lo que dices es mentira! …Dios no te ha encargado decirnos que no vayamos a vivir en Egipto”, Jeremías 43:2 (DHH). La lección espiritual es clara: la desobediencia solo puede llevarnos por caminos de tinieblas, desolación y miseria. Jonás quería ir a Tarsis cuando debía ir a Nínive y terminó en el vientre de un pez. Josafat quiso ir a la guerra cuando debía permanecer en Jerusalén y el resultado fue verse vencido por la espada de los sirios. El pueblo judío quiso ir a Egipto cuando no debían hacerlo y como consecuencia murieron por la espada, el hambre y la peste. Lo que realmente necesitamos para que Dios nos guíe es una voluntad quebrantada y un corazón sumiso para hacer lo que Él nos indique. El que no quiera ser guiado por la luz de la Palabra tendrá muchos tropiezos, muchas caídas y muchas tristezas.
 
Una reflexión final. El capítulo 28 del libro de Deuteronomio enumera las bendiciones que recibirán los obedientes y las maldiciones de los desobedientes: “… Si ustedes obedecen todos los mandamientos… Dios los bendecirá dondequiera que vivan… y… los bendecirá en… todo lo que hagansiempre les irá bien…”, Deuteronomio 28:1-14 (TLA). “Pero si… no obedeces… Vayas donde vayas y en todo lo que hagas serás maldito. El propio SEÑOR te enviará maldiciones… te afligirá con enfermedades… y las calamidades te perseguirán hasta la muerte… El SEÑOR te castigará… Andarás a tientas… y nadie vendrá en tu ayuda… todas estas maldiciones te perseguirán y te alcanzarán hasta que quedes destruido, Deuteronomio 28:15-45 (NTV). El Señor nos dice: “… Hoy les he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Yo les aconsejo, a ustedes y a sus descendientes, que elijan la vida, Deuteronomio 30:19 (TLA). Tú y yo tenemos una decisión que tomar. Elige bien y vivirás bendecido.