El clamor que Dios escucha 28/06/2020 #1098

Episode 101,   Jun 29, 2020, 12:23 AM

Pastor José Luis Cinalli
28/6/2020
El clamor que Dios escucha
 
“… El rey ordena que toda persona… clame a Dios con todas sus fuerzas…, Jonás 3:8 (NVI).
 
¡Dios responde al clamor de sus hijos! El pueblo de Dios clama a él… y no tardará en darle lo que necesita, Lucas 18:7 (PDT). “… Dios les tendrá compasión tan pronto como le pidan ayuda. En cuanto oiga sus gritos, les responderá, Isaías 30:19 (TLA). Cuando los israelitas clamaron por ayuda Dios los liberó del látigo del Faraón, Números 20:16. Cuando Ana clamó por un hijo Dios le dio a Samuel, 1º Samuel 1. Cuando la mujer sirofenicia clamó por su hija Jesús la liberó de un demonio, Mateo 15:28. Toda vez que Israel clamaba en medio del sufrimiento Dios los ayudaba, Nehemías 9:27. “… Dios nunca abandona a los que buscan su ayuda, Salmo 9:10 (PDT). Ahora bien el clamor funciona si se lo hace con fe: “Nuestros padres confiaron en ti; confiaron, y tú los libertaste; te pidieron ayuda, y les diste libertad; confiaron en ti, y no los defraudaste”, Salmo 22:4-5 (DHH). “El SEÑOR… está cerca de los que confían en él, Nahúm 1:7 (NTV). “El Señor… cuida de quienes ponen su confianza en su fiel amor, Salmo 33:18 (PDT). “Nuestro Dios… siempre está dispuesto a ayudar a quienes… confían en él…”, 2º Crónicas 16:9 (TLA). Todas estas promesas encierran una gran lección espiritual: ¡Dios ayuda a quienes se acercan a Él clamando con fe! No sirve de nada quejarnos y lamentarnos por la crisis en la que estamos. No pienses ni por un instante que la necesidad en sí despertará la simpatía de Dios. Había mucha gente necesitada en tiempos de Jesús pero Él solamente ayudó a quienes acudieron con fe: “Recibieron la ayuda de Dios… porque tenían plena confianza en él y le pidieron ayuda, 1º Crónicas 5:20 (PDT).
 
La resignación no soluciona ninguna crisis. El paso del tiempo tampoco. Lo que tenemos que hacer es clamar a Dios con fe. Ahora bien, la pregunta es: ¿cómo? ¿Cómo debemos clamar? ¿Clamaremos para que la cuarentena se termine y todo vuelva a la normalidad? ¿Clamaremos para que los enfermos sean sanados y los sanos no se enfermen? O, ¿clamaremos para que el propósito que Dios tuvo al permitir esta calamidad se cumpla? Las crisis encierran un gran propósito. La actual pandemia no llegó por casualidad. La Biblia dice que “la maldición nunca viene sin causa”, Proverbios 26:2 (BSO). ¿Y cuál es la causa de esta maldita pandemia? ¡El alejamiento de Dios! ¿Alguien cree que el colosal esfuerzo que hizo la humanidad por deshacerse de Dios iba a quedar impune? El profeta de Dios dijo: A causa de nuestro pecado, se han derramado sobre nosotros las maldiciones…”, Daniel 9:11 (NTV). ¡La maldición llega cuando excluimos a Dios! Y, ¿cuál es entonces el propósito de esta plaga? Que la humanidad se vuelva a Dios. Si la razón por la que sufrimos es el alejamiento de Dios es lógico pensar que si nos volvemos a Dios el sufrimiento tendría que cesar. No podemos romper con la maldición hasta que no se haya lidiado con la causa.
 
Entonces, ¿está mal que oremos para que los enfermos sean sanados? ¿Está mal pedirle a Dios que nos proteja? Claro que no. Pero estaría mejor si lleváramos a cabo el propósito de Dios, esto es volvernos a Dios. ¿De qué sirve que la plaga se termine si no aprendemos la lección? ¡Pronto vendría otra! El propósito de las plagas enviadas a Egipto era que el Faraón reconociera al Dios de los hebreos como el único Dios. “… Para que sepas que yo soy Señor; el señor de toda la tierra, Éxodo 8:22 ((Jünemann). Moisés le dijo: “… Sabrás que no hay nadie como el SEÑOR nuestro Dios”, Éxodo 8:10 (NTV). El motivo de las plagas enviadas a Egipto era la obstinación del Faraón. Mientras Él no reconocía a Dios las plagas no cesaban. Dios le dijo: “… ¿Cuánto tiempo más vas a seguir negándote a obedecerme?... ¿Hasta cuándo te negarás a someterte a mí?...”, Éxodo 10:3 (PDT y NTV). Ahora bien, no solo el Faraón debía someterse a Dios sino también su pueblo: “… Traeré un gran castigo sobre Egipto y los egipcios sabrán que yo soy el SEÑOR, Ezequiel 30:19 (NTV). Es decir que las plagas enviadas por Dios tenían por finalidad que tanto el Faraón como su pueblo reconocieran al único Dios verdadero y se sometieran a su voluntad. Mientras eso no sucedía las plagas se multiplicaban y una era peor que la otra. El mismo propósito tenía el juicio enviado por Dios a Nabucodonosor. El Señor lo mandó a dormir al campo y que viviera como un animal hasta que reconociera a Dios: “Comió pasto… y lo mojó el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Dios Altísimo gobierna los reinos del mundo…, Daniel 5:21 (NTV). ¿Hace falta ser un doctor en teología para darnos cuenta de que esta plaga mundial encierra un mensaje divino? ¿Cuándo nos daremos cuenta que la causa de esta maldición es el alejamiento de Dios? Mientras sigamos con esta actitud beligerante contra Dios las plagas no se terminarán. Y si esta se acabara pronto vendría otra peor. Dios no está nada contento con la forma en la que lo hemos tratado. ¿Seguiremos con el corazón endurecido? ¿Seguiremos haciéndole la guerra a Dios? Mientras esto no cambie las consecuencias serán aún peores. ¡Todo el mundo queda advertido!
 
Nadie ha asociado hasta hoy la pandemia con la forma en que estamos tratando a Dios. “Yo quiero sanar… pero sus pecados son demasiado grandes… Están cercados por sus acciones pecaminosas y yo las veo todas… Sus corazones son como un horno recalentado con intriga. Sus maquinaciones humean durante la noche y por la mañana estallan en un incendio violento… y nadie clama a mí en busca de ayuda… no se vuelven al SEÑOR su Dios… El pueblo… clama a Egipto en busca de ayuda… ¡Qué aflicción les espera a los que me han abandonado!... En lugar de invocarme con corazón sincero se… alejan de míMiran en todas partes menos al Altísimo. Son tan inútiles como un arco torcido. Sus líderes morirán… a causa de su insolencia hacia mí…”, Oseas 7:1-14 (NTV). ¿No es acaso una radiografía de la lamentable situación en la que nos encontramos? La inmunidad llegaría tan pronto como nos volviéramos a Dios. Pero eso parece no estar sucediendo. ¿Has visto a alguna nación mirar al cielo en este tiempo? En algunos gobernantes pudo verse un tímido atisbo de buscar a Dios al comienzo de la pandemia. Pero eso duró un pestañeo. La guerra continúa y no es contra el virus sino contra Dios. No es el virus el que no cede sino nuestros gobernantes. Doblegarse ante Dios parece ser una señal de debilidad para ellos. No hemos logrado aplanar la famosa curva de la pandemia y ya han programado una sesión en el congreso para legislar a favor del aborto. Lo que más lamento es que la terquedad del ‘faraón’ acarrea dolor a todo el pueblo. La nación sufre por el comportamiento de sus líderes. Aun así abracemos la esperanza de que los que tienen el poder para terminar con la plaga escuchen a los representantes del Señor tal como lo intentaron en su tiempo los asesores del Faraón: “¿Acaso no te das cuenta de que Egipto (Argentina) está en ruinas?”, Éxodo 10:7 (NTV).
 
Ahora bien, cuidado con pensar que la responsabilidad de esta crisis recae exclusivamente sobre los gobernantes. La plaga contiene un claro mensaje también para la iglesia. El Señor le dijo a Moisés que las plagas servirían para demostrarle al Faraón quién era el verdadero Dios. Pero “también lo hice para que ustedes… sepan que yo soy el SEÑOR, Éxodo 10:2 (NTV). Su pueblo también debía regresar a Dios. Nadie puede hacerse el desentendido. La iglesia tiene una responsabilidad capital en esta crisis. ¿Hemos acaso reaccionado positivamente al mensaje de Dios? ¿Nos hemos vuelto más santos y más obedientes? ¿Nos hemos humillado para clamar a Dios con mayor fuerza? ¿Nos hemos purificado de la idolatría? ¿Estamos anunciando el evangelio eterno con mayor agresividad? ¿Nos hemos vuelto más confiables para el Señor? ¿Hemos llorado a gritos por nuestra ciudad y nación? ¿Hemos abandonado la incredulidad? No da esa sensación. Al contrario esta crisis ha desnudado nuestro corazón. Estamos tan desorientados y llenos de miedo como los hijos de este mundo. El temor nos ha paralizado al punto de que ya muchos creyentes han abandonado la misión de Dios. ¿Imagínate si la plaga se terminara? Rápidamente volveríamos a la fiesta, al fango, a la mugre, al pecado, al jolgorio. Hay demasiado entretenimiento evangélico. Mucha ‘pachanga’. El árbol tiene muchas hojas pero pocos frutos. Dios espera que esta crisis nos lleve de regreso a sus brazos. El mensaje de Dios detrás de esta plaga es el mismo que le envió al faraón miles de años atrás: “… Quiero… que todos en el país me conozcan, Éxodo 9:16 (TLA). Reaccionemos y no compliquemos las cosas aún más. No cometamos el mismo error de los israelitas en el desierto. Dios les dijo: Mandé plagas contra ustedes… a pesar de eso… no se arrepintieron…”, Amós 4:10 (TLA). Envié plagaAun así, rehusaban regresar a mí…”, Hageo 2:17 (NTV). ¿Necesitaremos una peste más grave para que reaccionemos y nos volvamos a Dios? Espero que no sea necesario.