Mira a Cristo, ¡hay vida en esa mirada! 23/05/21 #1145
Episode 148, May 24, 2021, 11:56 AM
Pastor José Luis Cinalli
23/05/21
23/05/21
Mira a Cristo, ¡hay vida en esa mirada!
“El reino de Dios se parece a una red de pescar. Los pescadores echan la red al mar, y en ella recogen toda clase de peces. Cuando la red ya está llena, la sacan… y se sientan a separar… guardan el pescado bueno… y tiran el pescado malo. Así también sucederá cuando llegue el fin del mundo: Los ángeles saldrán a separar a las personas buenas de las malas. A las malas las echarán en el infierno, y allí tendrán tanto horror que llorarán y rechinarán los dientes”, Mateo 13:47-50 (TLA).
La parábola encierra una seria advertencia para todos aquellos que se resisten a obedecer a Dios. A menos que se arrepientan de sus pecados les espera una eternidad de sufrimiento. En su segunda venida Jesús enviará a sus ángeles a separar las personas buenas de las malas. Los buenos, es decir los santos, serán ‘guardados’ en el cielo mientras que los malos, es decir los pecadores, irán al castigo eterno. Jesús ilustró esta gran verdad con una red repleta de toda clase de peces. Buenos y malos en la misma red. Trigo y cizaña creciendo juntos hasta el día en que los malos, es decir aquellos que rechazaron a Cristo, sean arrojados al infierno. La advertencia es solemne: ¡el fin del mundo se acerca, el juicio es inevitable y el destino que les espera a los pecadores no arrepentidos será terrible!
Ahora bien, la clave para entender la parábola es la palabra ‘separación’:
a) La separación será inevitable. Los ángeles separarán a los creyentes en Cristo de los que no lo son. Hasta ese momento habrá una mezcla. Los hijos de Satanás estarán mezclados con los hijos de la luz. No existe y no existirá hasta el día del fin un lugar en el mundo que esté totalmente libre del mal. Ni siquiera la iglesia. Buenos y malos, hijos de Dios e hijos del diablo convivirán en la misma comunidad de fe. Pero llegará el día cuando los ángeles separarán a las personas en dos bandos. Los buenos irán al cielo mientras que los malos serán arrojados al infierno para vivir sin Cristo y sin esperanza. Que todo el mundo quede avisado: aunque por el momento esté demorado el apocalíptico juicio de Dios llegará.
b) La separación será predeterminada. ¿Quién determina el bando al que irán las personas? ¿Quién determina el destino final de una persona? La persona misma. “Si alguien deliberadamente comete el pecado de rechazar al Salvador… lo único que le queda es esperar el terrible juicio y el fuego ardiente con que en su ira Dios ha de consumir a sus enemigos”, Hebreos 10:26-27 (NT-BAD). Si un día alguien amanece en el infierno será porque él mismo lo ha querido. La persona que ha creído en Cristo mientras vivía en la tierra estará con Cristo en el cielo. En cambio, la persona que vivió sin Cristo en la tierra, vivirán sin Él por toda la eternidad. Existe un día específico en nuestro calendario en el que dejaremos este mundo y entraremos en el lugar donde viviremos para siempre: cielo o infierno. Y esa decisión no la toma ni Dios ni el diablo. Somos nosotros, aquí en la tierra, quienes decidimos dónde pasaremos la eternidad. Por tal motivo no dejes pasar la oportunidad de fijar tu domicilio eterno: “El momento preciso es ahora. Hoy es el día de salvación”, 2ª Corintios 6:2 (NTV). No dejes que tu alma se hunda en las llamas del infierno. Resuelve tu estado eterno antes de dedicarte a las cosas presentes. Si un demonio tuviera mil mundos a su disposición, los daría gustosamente para lograr evitar el castigo eterno que le aguarda. ¿Realmente crees que aquellos que hoy están en el infierno consideran sabios a quienes holgazanean con su tiempo aquí en la tierra? El paraíso no está demasiado lleno para admitirte si quieres ir allí. Digan lo que digan, si te pierdes el cielo, el Señor será inocente de tu sangre. ¡Tú mismo habrás labrado tu propia condenación!
c) La separación será para siempre. Los buenos estarán en el cielo con Dios para siempre y los malos estarán en el infierno con el diablo para siempre. La única manera que una persona tiene de cambiar su destino eterno es arrepintiéndose de sus pecados y volviéndose a Dios antes de que se muera. Después de muerto nadie tiene una segunda oportunidad. Una vez que cruce el umbral de la muerte no existe posibilidad de arrepentimiento y tampoco de cambiar el destino final. En otras palabras, del infierno nadie puede salir jamás: “Si el hombre descendiere a los infiernos, ya no ascenderá”, Job 7:9 (Jünemann). “Quien baja al Seol… jamás regresa de allí…”, Job 7:9 (BTX y DHH).
Jesús dijo que el infierno es un lugar real. Nadie se refirió tanto al infierno como Él: “Les diré a los malvados: “… Váyanse al fuego que nunca se apaga…”, Mateo 25:41 (TLA). “… Los malos irán al castigo eterno; pero los que hacen la voluntad de Dios irán a la vida eterna”, Mateo 25:46 (PDT). “Si tu mano (tu ojo o tu pie) te hace pecar, córtala… Eso es mucho mejor que tener las dos manos e ir al infierno. En aquel lugar el fuego nunca termina… Allí los gusanos que se comen el cuerpo no mueren nunca y el fuego jamás se apaga”, Marcos 9:43-48 (PDT). Un fuego que no se apaga nunca y un gusano que no muere y que consume un cuerpo que no puede ser consumido. ¡Qué imágenes tan vívidas! ¿Y qué es lo que tiene de especial el infierno? El sufrimiento. Allí todo el mundo sufre mucho y sufre para siempre. La Biblia es muy gráfica con respecto al infierno: “… Se les atormentará con fuego y azufre ardiendo… El humo de su tormento se elevará eternamente…”, Apocalipsis 14:10-11 (NT-BAD). “Serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”, Apocalipsis 20:10 (NT-BAD). “El castigo… durará para siempre…”, 2ª Tesalonicenses 1:9 (PDT). Solo existe una persona que pudo haberte dicho que el infierno no existe: el diablo. Lleva siglos difundiendo esa mentira. ¿Le vas a creer? No te olvides que Satanás está condenado, por lo tanto no escatima esfuerzos para llevarse a la mayor cantidad de personas posibles con él al infierno.
¿No crees que deberíamos preocuparnos por nuestro destino final? Algunas personas dicen: “yo no me preocupo por el infierno”. ¡Pues deberían hacerlo! La prueba de que el infierno existe es la Biblia. Y la única manera de escapar de ese horroroso lugar es creer y confiar en Cristo: “Jesús… nos salva del castigo que el mundo va a recibir por su pecado”, 1ª Tesalonicenses 1:10 (PDT). Necesitamos ser salvados para no irnos al infierno. Pereceremos si no creemos en Cristo: “… Dios… ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna… El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”, Juan 3:16-18. El cristianismo trata no solo con esta vida sino también con la venidera: “Si el ser cristiano nos fuera de valor solo en esta vida, somos los seres más desgraciados del mundo”, 1ª Corintios 15:19 (NT-BAD). La eternidad es mucho tiempo. ¿No crees que deberíamos asegurarnos un lugar en el cielo? ¿Y si de repente nos encontramos en el umbral de la muerte sin haber sido salvados del terrible castigo eterno?
Vivimos ocupándonos de las cosas pasajeras de esta vida, pero no tenemos el mismo cuidado con las cosas eternas y la salvación de nuestra alma. La única persona que puede condenarte a las llamas del infierno eres tú mismo. No atraigas voluntariamente la eterna condenación. ¡No te suicides espiritualmente! Imagínate al infierno como un gran cementerio y el epitafio en cada tumba que dice: “aquí yace uno que se suicidó”, pero no física sino espiritualmente. Vieron el infierno adelante y se tiraron de cabeza a él, haciendo caso omiso de las invitaciones de Cristo por medio de su Espíritu y de los ministros del evangelio: “Al final de tu vida, estarás triste… ¡Si tan solo no hubiera despreciado todas las advertencias! ¿Por qué no escuché a mis maestros? ¿Por qué no presté atención a mis instructores?... Ahora sufro… la ruina total”, Proverbios 5:11-14 (PDT y NTV). No seas cruel contigo mismo al dejar morir tu alma en el infierno rechazando a Cristo, el único camino al cielo, autor de la vida y la resurrección. Mira a Cristo, hay vida en esa mirada. “Corre hacia la cruz. Si no puedes correr, camina; si no puedes caminar, gatea y si no puedes gatear, solo mírala”, Carlos Spurgeon. Haz tu elección. ¿Eterna perdición en el lago de fuego con Satanás o salvación eterna en el cielo con Cristo y su iglesia? No postergues más tu decisión de entregar tu vida a Dios y reconocer a Jesús como tu único y suficiente Señor y Salvador. La siguiente oración puede ayudarte: “Señor Jesucristo: Creo que tú eres el único camino para acercarme a Dios. Gracias por amarme y tomar mi lugar en la cruz, pagando mi deuda. Me arrepiento de todos mis pecados y abro mi corazón para recibirte como Señor y Salvador de toda mi vida. Acepto el regalo de la salvación por la fe. Acepto tu perdón, tu Espíritu y la vida eterna. Amén”.