Nunca fue suerte, ¡siempre fue Dios! 4/7/2021 #1151
Episode 154, Jul 11, 2021, 09:27 PM
Pastor José Luis Cinalli
4/7/2021
4/7/2021
Nunca fue suerte, ¡siempre fue Dios!
“Disfruten de cada momento… Hagan todo lo que quieran hacer, ¡no se pierdan nada! Pero recuerden que tendrán que rendirle cuentas a Dios de cada cosa que hagan…”, Eclesiastés 11:9 (NTV).
Disfrutar de las cosas lindas de esta vida no está mal, siempre que no pequemos contra Dios. Disfrutemos sin olvidar que por cada cosa estúpida que hagamos tendremos que rendir cuentas delante de Dios: “Un día Dios nos llamará a cuentas por todo lo que hayamos hecho… aunque creamos que nadie nos vio hacerlo”, Eclesiastés 12:14 (TLA). ¡Disfrutemos pero sin desobedecer a Dios! El diablo que es especialista en verdades a medias, enfatiza la verdad de que se nos está permitido disfrutar, pero lo hace con el propósito de empujarnos a dar rienda suelta a los deseos prohibidos de nuestro corazón sin tener en cuenta las consecuencias espirituales que eso produce. Su lema favorito es este: ¡si te hace feliz, hacelo! No importa a quién le duela, solo hazlo, “Just do it”. En cambio el lema de Dios es: ¡si te hace feliz pero sin pecar, hacelo! Por supuesto que Dios quiere que disfrutemos y seamos felices pero no a cualquier precio y de cualquier manera sino obedeciendo a Dios: “Si obedeces… serás feliz, tú y tus hijos…”, Deuteronomio 4:40 (NTV- CJ). “Si observas… la ley, vivirás feliz… felicísimo”, Proverbios 29:18 (Castillian y Jünemann). “Qué felices son los que temen al SEÑOR y se deleitan en obedecer sus mandatos”, Salmo 112:1 (NTV).
Seguramente has escuchado decir: “la vida es corta y merece ser vivida de la mejor manera” o “disfruta la vida porque solo se vive una vez”. Se nos espolea a ser ‘traviesos’, a cruzar la línea de la moralidad, a justificar la rebelión y a excusar la desobediencia. En definitiva, a darse algunos permisos de vez en cuando. Básicamente se trata de vivir el presente sin pensar en las consecuencias. El autor de esta obra llamada ‘vive el momento’ es el diablo. Es él quien nos induce a considerar la vida como si fuera una fiesta que nunca se acaba. “El tiempo vuela, la vida es corta y pronto se acaba: ¡disfruta el hoy!”, nos susurra el diablo. Suena lindo pero es muy peligroso porque vivir el presente sin considerar el futuro es una estupidez que te lleva al suicidio espiritual y a la muerte eterna.
Esto de ‘vive el momento’ no es una nueva filosofía de vida. Ya los israelitas consideraban la vida presente como si fuera lo único que existiese: “… Ustedes bailan, juegan… y beben vino. Y dicen: “¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!”, Isaías 22:13 (NTV). La filosofía de ‘disfrutemos mientras se pueda’ estaba impregnada en el pueblo de Israel: “No me obedecieron ni me hicieron caso, sino que tercamente se dejaron llevar por las malas inclinaciones de su corazón. En vez de volverse a mí, me volvieron la espalda”, Jeremías 7:24 (DHH). El diablo es muy astuto. Nos dice que el bien raramente es recompensado como es debido y que hacer el mal a casi nadie le importa. Entonces, ¿por qué no hacer lo que uno quiere en el poco tiempo de vida que dispone? ¡Vive la vida, haz lo que quieras que pronto todo se acaba! Pero eso no es verdad. La vida presente no es lo único que existe. Sin embargo, así quiere el diablo que pensemos. El propósito principal de la tentación en el Edén fue que Eva no pensara en la muerte sino solo en esta vida; sin embargo fue Dios quien mencionó el tema de la muerte como resultado de la desobediencia: “… El Señor ordenó… no debes comer del árbol del conocimiento… porque el día que lo hagas… morirás… Pero la serpiente dijo: “eso es mentira. No morirán”, Génesis 2:16-17 (PDT) y 3:4 (TLA).
La filosofía de “come y sé feliz” nació en el huerto. Adán y Eva cayeron en la misma trampa que caemos todos nosotros: tomamos decisiones como si nunca fuéramos a morir; como si nunca fuéramos a rendir cuentas de lo que hacemos y como si no existiera nada más allá de la muerte física. El ‘come y sé feliz’ se traduce hoy en día en: ‘te lo mereces’, ‘tu trabajo es arduo, necesitas un alivio’, ‘pruébalo, ¿quién se dará cuenta?’, ‘es solo una miradita’, ‘no le hace daño a nadie’ y además ‘solo se vive una vez’. Y así, poquito a poquito, elegimos un trocito de muerte pensando que nos dará vida. “No morirás”, dice la serpiente. Pero luego morimos. Por eso, más estúpido que no pensar en el más allá de la muerte es no pensar en la muerte. La muerte llega más rápido de lo que imaginamos, ¿y después? Después seguimos viviendo pero, ¿dónde? Todo depende de lo que hayamos hecho aquí en la tierra. Se nos dio una vida y lo que hacemos importa debido a lo que viene después de la muerte. Vive el presente, sí, pero vívelo a la luz de lo viene cuando te quedes sin presente para vivir.
“Todos moriremos una sola vez, y después vendrá el juicio”, Hebreos 9:27 (TLA). Vive esta única vida que tienes pensando en la vida que tendrás después. Satanás bien quisiera que vivieras esta única vida sin pensar en lo que viene. Nos fustiga a dar rienda suelta a los deseos del corazón, a hacer lo que nos guste sin pensar en la muerte y lo que viene después de la muerte. “No morirás”, es mentira. Sí que morimos cuando pecamos y sí que moriremos eternamente si no vivimos en esta vida dando gloria a Dios. El diablo no quiere que pensemos en la muerte y, si por alguna razón algún día pensamos en ella, entonces nos hace creer que esa es una experiencia que está en el futuro lejano. Ya habrá tiempo para pensar en esas cosas, por el momento: ¡vive la vida!
Fastidia al diablo y no te emborraches con el aliento de la inmortalidad. Considera seriamente la muerte y lo que viene después de la muerte. Hay personas que dicen: “yo no pienso ni en la muerte ni el infierno”. Pues deberían. No pensar en ello es vivir el presente hipotecando el futuro. No desvíes tu atención a las cosas de esta vida presente. No vivas como si nunca fueras a morir. Piensa en el futuro eterno. ¡Piensa en lo que pasará después de tu último suspiro! El diablo te recordará lo que dice la Biblia: “Alégrate… y déjate llevar por lo que tus ojos ven y por lo que tu corazón desea”, Eclesiastés 11:9a (TLA). Pero Dios te pedirá que leas el final del versículo: “… Pero no olvides que un día Dios te llamará a cuentas por todo lo que hagas”, Eclesiastés 11:9b (TLA).
Jesús dijo: “No teman a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno”, Mateo 10:28 (NVI). Morir no es lo peor que te puede pasar. ¡Morir, después de morir, es lo peor que te puede pasar! La segunda muerte es muchísimo peor, infinitamente peor que la primera muerte. Satanás hará lo que esté a su alcance para que no pienses en eso. Todos vamos a morir. Nadie sale vivo de este mundo. Y luego nos arrodillaremos ante Dios para ser juzgados. Si vivimos esta vida obedeciendo a Dios entonces tendremos vida eterna con Dios en el cielo; de lo contrario viviremos sí, pero en un lugar lúgubre, frío y tormentoso llamado infierno. Si vivimos esta vida sin confiar en aquel que es la Vida (Juan 14:6) ciertamente moriremos espiritual y eternamente para vivir en el infierno junto al diablo. No cometas el error de no pensar en todo esto. Siéntate y medita. Piensa en el juicio venidero. Piensa en la muerte y piensa en lo que viene después de la muerte. ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Es Cristo tu Señor y Salvador? ¿Estás preparado para enfrentar la eternidad? El consejo bíblico es el siguiente: “Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a Dios”, Eclesiastés 5:7 (NVI). Salomón dijo: “… Yo sé que les irá mejor a los que temen a Dios”, Eclesiastés 8:12 (NTV). “… Lo mejor que un ser humano puede hacer es tener temor de Dios y obedecer sus mandatos”, Eclesiastés 12:13 (PDT). “El cielo es demasiado glorioso, el infierno es demasiado horrible y la eternidad es demasiado larga como para quedar holgazaneando a la entrada de la eternidad”, John Piper. No vas a vivir para siempre en este mundo. Toma buenas decisiones. No seas necio.
Medita en esta declaración: ¡vive una vez y moriras dos veces; vive dos veces y morirás una sola vez! Un creyente nace dos veces. Nace físicamente como todos los seres humanos y nace espiritualmente. “Si no naces de nuevo, no puedes ver el Reino de Dios”, Juan 3:3. Cuando confesamos a Cristo como Señor y Salvador de nuestra vida el Espíritu Santo viene a vivir a nosotros implantando así la naturaleza de Dios. En otras palabras: ¡nacemos del Espíritu! ¡Nacemos de nuevo! La persona que nace dos veces muere una. Muere solo físicamente y luego vive para siempre con Dios. En cambio, la persona que rechaza a Cristo en esta tierra vive una sola vez y muere dos. Muere físicamente y muere espiritualmente. La muerte espiritual es mucho peor que morir físicamente porque significa vivir separado de Dios para siempre. Significa vivir para sufrir junto al diablo en el infierno. Elige a Cristo de este lado de la muerte y vivirás para siempre con Él en el cielo. Rechaza a Cristo en este mundo y garantizarás la muerte eterna después de morir. Tuya es la decisión. Nuestra recomendación es que te aferres a Cristo, aférrate a la eternidad.