Tu historia perfecta de amor la escribe Dios 7/7/2021
Episode 156, Jul 18, 2021, 12:56 PM
Pra. Silvia Cinalli
7/7/2021
Tu historia perfecta de amor la escribe Dios
La ley de la prioridad: ¡un matrimonio centrado en Cristo! - Parte II
“El hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa… Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido”, Mateo 19:5-6 (NTV).
Dios instituyó el matrimonio. Él dijo: “cásense y permanezcan casados” y también dijo cómo lograrlo. La Biblia compila una guía exhaustiva de cómo tener un matrimonio bendecido. En primer lugar debe ser edificado sobre un fundamento sólido. Si ponemos a Dios en primer lugar, todo lo demás estará en su debido sitio. La dimensión espiritual del matrimonio es clave para la salud del vínculo. En segundo lugar, los cónyuges no solo deben creer y ser temerosos de Dios al momento de casarse, deben seguir siéndolo a lo largo de toda la vida. ¡Lo que se inicia con Dios debe continuar con Dios y terminar para su gloria! Esta es la primera columna sobre la se edifica el matrimonio: “La Sabiduría edificó su casa, labró sus siete columnas”, Proverbio 9:1 (RV 95). Si la vida espiritual de quienes integran el matrimonio decae, también lo hará su relación. Son muchos los que siguen el consejo bíblico de no unirse en yugo desigual, pero después de casados olvidan el otro principio bíblico clave para el buen matrimonio: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento”, Marcos 12:30. El ejemplo bíblico más claro es el de Zacarías y Elisabet quienes hicieron de Dios el centro de su matrimonio (Lucas 1:6) y fueron enormemente bendecidos por ello. Cuando más cerca de Dios estén los cónyuges, más cerca estarán el uno del otro. ¡Si los esposos no crecen juntos en su relación con Dios, se separan! Quizás no físicamente, pero sí emocional y espiritualmente. La mayoría de los matrimonios fallan en este punto. La pareja empieza bien, acaramelados, prometiéndose fidelidad y amor eterno, pero al poco tiempo están buscando un abogado que los represente en el juicio de divorcio. ¿Qué sucedió? ¡Descuidaron la relación con Dios! La decadencia en la relación con Dios trajo aparejada la decadencia de la relación matrimonial. Es imposible que un matrimonio sobreviva, o por lo menos sea plenamente feliz, si la vida espiritual de los esposos se desvanece. El secreto de un matrimonio con futuro es la dependencia de los cónyuges de Dios. El diablo lo sabe muy bien. Por eso trabaja a toda hora para secar la vida espiritual de los esposos. Debemos entender que el objetivo primario del diablo no es tu matrimonio sino, ¡tu vida espiritual! Si él logra poner una cuña en tu relación con Dios tu matrimonio sufrirá enormemente. La raíz de todas las desgracias en tu vida y en tu familia está en alejarse de Dios.
Es muy común que los recién casados se desencanten en el matrimonio. Tenían las expectativas de que todo sería felicidad y realización. Y como eso no ocurrió se frustran. Eso pasa porque las personas piensan que sus compañeros los harán felices. Pero ningún ser humano puede hacer eso. Solo Dios puede satisfacer tu alma verdaderamente. No está bien casarse con la idea de que el otro ‘nos dará felicidad’. Para que el matrimonio sea feliz los integrantes ya tienen que serlo antes de casarse. Deben sentirse realizados, completos y felices en Dios. Muchas personas carenciadas emocional y espiritualmente se casan con la idea de que el matrimonio suplirá esa necesidad. Están llenas de incertidumbres, carentes de propósito e inseguras acerca de su propia valía. Esperan que el matrimonio supla todas esas falencias. Los cónyuges tienen que haber resuelto los grandes asuntos de la vida antes de casarse, esto es: por qué fuimos creados y quiénes somos en Cristo. No avances en la relación con la intención de casarte si el tanque emocional de tu alma está vacío. Primero llénate de Dios. Encuentra el verdadero propósito y la verdadera felicidad y luego cásate. De lo contrario, el casamiento será un fracaso total. No esperes de tu pareja lo que solo Dios puede darte. Pablo lo aclara muy bien en su famoso pasaje de Efesios 5. Él dice: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos...”, Efesios 5:22. Pero antes dijo que los esposos se deben una sumisión mutua: “Sométanse unos a otros…”, Efesios 5:21 (NVI). La sujeción de la mujer se da en un contexto de sujeción mutua, la cual surge a su vez como resultado de ser llenos del Espíritu Santo, versículo 18. Los esposos se sujetan uno al otro; el varón ejerce el amor entrega siguiendo el ejemplo de Jesús y la mujer responde con amor a su marido porque los dos están llenos del Espíritu Santo. ¿Lo ves? El matrimonio es una dulce armonía como consecuencia de la íntima relación que cada uno de sus integrantes tiene con el Espíritu Santo. Existe una íntima concordancia entre la vida en el Espíritu y la vida en el matrimonio. ¡Para que el matrimonio funcione sus integrantes tienen que ser llenos del Espíritu Santo!
El bien más preciado que tenemos es nuestra relación con Dios. Cuando la prioridad de David fue Dios, él, su familia y toda la nación vivieron la época más esplendorosa. Pero el día en que descuidó su vida espiritual todo se vino a pique. El desastre comenzó en el lugar secreto. Piensa en Adán y Eva. El matrimonio no tenía fisuras y su familia era un ejemplo hasta el día en que descuidaron su mayor tesoro: la relación con Dios. Adán y Eva perdieron el Edén, pero antes habían ‘perdido’ a Dios en el lugar secreto. El éxito en la vida, y por supuesto en el matrimonio, deriva del éxito en el lugar secreto. Si quieres disfrutar de un matrimonio bendecido debes estar unido a tu cónyuge. ¿Y cómo se logra? Manteniendo la unidad con Dios. La unidad entre los esposos es un derivado de la comunión de cada uno de ellos con Dios. Jesús dijo: “Te pido que se mantengan unidos... para eso deberán permanecer unidos a mí...”, Juan 17:21-22 (TLA). El mejor regalo que le puedas dar a tu cónyuge es amar a Dios más de lo que lo amas a él o a ella. Cuando una pareja ama primero a Dios el amor entre ellos aumenta cada día más. ¡Muéstrame un matrimonio que crece en su relación con Dios y te mostraré un matrimonio con un esplendoroso, poderoso y sobrenatural futuro!
A continuación te brindamos algunos consejos prácticos para mantener viva la relación de amor con Dios:
1) Programen una cita con Dios todos los días y nunca la suspendan. Levanten la ‘carpa del encuentro’ a primera hora, cada mañana. ¿No ha dicho el Señor: “...Me hallan los que temprano me buscan”, Proverbios 8:17? Dios no acepta otra cosa que no sea lo primero y lo mejor, aun cuando esto sea tiempo y adoración. Para David Dios era su primera ocupación: “Me levanto temprano, antes de que salga el sol; y clamo…”, Salmo 119:147 (NTV). Los grandes personajes bíblicos eligieron cuidadosamente el momento del día para orar. Job (Job 1:5), Abraham (Génesis 22:3-5), Moisés (Éxodo 33:7-9) y David (Salmo 63:1) madrugaban para encontrarse con Dios. Sin embargo, nuestro máximo ejemplo fue Jesús: “De madrugada… Jesús se levantó, salió y se fue a un lugar solitario. Allí se puso a orar”, Marcos 1:35 (BL 95). Y Lucas nos dice que esa era una práctica normal en él: “Pero él se retiraba a menudo… para entregarse a la oración”, Lucas 5:16 (CST). ¡Entréguense a la oración temprano en la mañana! Ninguna otra ocupación les traerá mayor beneficio.
2) Oren juntos. ¡Una pareja que ora en unidad permanece en unidad! Un hombre y una mujer que hablan con Dios, unidos en oración, tienen comunión inquebrantable. La oración de común acuerdo entre los esposos desata un poder ilimitado. Jesús aseguró: “que si dos… se ponen de acuerdo… para pedirle algo a Dios… él se lo dará”, Mateo 18:19 (TLA). Si los esposos creyeran esta promesa orarían siempre juntos. ¿Y por qué no lo hacen? ¿Les falta tiempo? De ninguna manera. Les falta fe. Son incrédulos. Orar juntos en el matrimonio es tan difícil como ayunar. ¡Cuesta lágrimas! Ninguna otra actividad en la vida es tan resistida espiritualmente, justamente por los beneficios que produce. El diablo buscará romper el acuerdo entre ustedes. Cuando el acuerdo se rompe las oraciones no son escuchadas: “Trátenla como es debido, para que nada estorbe las oraciones de ustedes”, 1ª Pedro 3:7 (NTV). Existen bendiciones retenidas cuando no hay acuerdo matrimonial. Juntos podrían lograr mucho más de lo que lograrían por separado. Junto a José Luis oramos todos los días. El tiempo que hemos pasado en oración ha sido el factor estabilizador a través de los años. A veces los esposos están de acuerdo en que orar juntos es una buena idea, pero no saben cómo hacerlo. No han tenido un modelo para imitar. Por eso comenzar puede resultar una experiencia desafiante e incómoda. Tomen los siguientes consejos: a) Oren uno detrás del otro en la comida. B) Oren de rodillas al pie de la cama antes de acostarse. C) Realicen caminatas de oración. Caminar con Dios es una experiencia fascinante para nosotros. Usen la creatividad y encuentren un lugar tranquilo para estar a solas con Dios. Puede ser una plaza, un lugar abierto en el barrio o simplemente a la orilla del río. ¿Y qué se hace en una caminata de oración? Se ora. Uno ora en voz alta mientras el otro lo hace en voz baja o afirma la oración dando gloria al Señor. En esas caminatas tranquilas uno suelta su corazón en gratitud, adoración e intercesión ante el Señor. Pueden citar algún versículo de las Escrituras y meditar, también cantar y alabar. Lo importante es que se concentren en el Señor. La experiencia de caminar con Dios ha cambiado muchos momentos de incertidumbre en profunda paz y armonía. Estamos seguros que también cambiará la realidad en ustedes.
3) Practiquen la mayor cantidad de disciplinas espirituales. Congregarse, ayunar, leer las Escrituras, compartir las vigilias, salir a caminar orando, son distintas opciones que aumentarán el poder de la unidad. Dios a veces otorga mayor bendición en una disciplina espiritual que en otra. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar, pero Dios se reveló cuando leía la Palabra en su propio carro, de regreso a su hogar, Hechos 8:27-28. Cristo se reveló a los apóstoles mientras partían el pan (Lucas 24:31) y se unió a los discípulos cuando éstos conversaban acerca de la cruz mientras se dirigían a Emaús, Lucas 24:15. El libro de Cantares nos cuenta que la esposa buscó a su amado en casa y no lo encontró, entonces lo buscó fuera de la aldea, Cantares 3:1-4. Si nuestro Amado Señor no se deja encontrar en el lugar secreto, es hora de salir de la rutina y programar un retiro espiritual.
4) Sirvan a Dios. Las responsabilidades familiares no deben impedirles servir a Dios. Siempre o casi siempre que alguien dice: “tengo que cuidar mi familia” está diciendo “voy a dejar de servir a Dios”. Nunca piensa en abandonar algunas horas de trabajo o pasar menos tiempo con sus amigos. La Biblia no nos pide que descuidemos nuestra familia, solo nos pide que no la pongamos por encima de Dios. Llama la atención que esas personas que creen que cuidar la familia significa abandonar el ministerio son las que nunca ponen límites a sus trabajos, profesiones e incluso a sus pasatiempos favoritos. En realidad, es sirviendo a Dios que la relación matrimonial y familiar se fortalece. Noé fue padre después de los quinientos años de vida (Génesis 5:32), es decir en la misma época en que Dios le encargó la construcción del arca (Génesis 6:14). De modo que su esposa y sus hijos pasaron una buena parte de sus vidas trabajando en el megaproyecto de papá para Dios. Las familias que hacen cosas juntas para Dios fortalecen sus relaciones, son más propensas a estar unidas por mucho más tiempo, y por último, aumenta poderosamente la fe en todos sus integrantes. ¡Estar juntos, siempre es mejor! Jesús dijo: “...Busquen primeramente el reino de Dios... y todas estas cosas les serán añadidas”, Mateo 6:33 (RVC). Nadie jamás sacrificó algo por la causa de Cristo y terminó perdiendo en esa transacción.
Conclusión. La mejor manera que tienen para cuidar el matrimonio es cuidando la relación con Dios. Todos aquellos que tuvieron un matrimonio bendecido hicieron de la relación con Dios la prioridad de sus vidas. Repasa la historia y lo verás. ¡Cuanto más cerca de Dios estén sus integrantes, más bendecido será el matrimonio! Cuando buscamos a Dios primero, lo amamos primero y transformamos nuestra relación con Él en la principal prioridad, Él promete proveernos lo que en verdad necesitamos y en realidad, Dios es lo único que hace falta para saciarnos. ¡Dios es nuestra provisión diaria de todo lo que necesitamos!