Matrimonio bajo cobertura 11/07/21 #1152
Episode 163, Jul 18, 2021, 01:10 PM
José Luis Cinalli
11/06/21
11/06/21
Matrimonio bajo cobertura
La obediencia protege al matrimonio - Parte IX
“El que obedece a Dios ya tiene un poderoso protector para él y para sus hijos”, Proverbios 14:26 (TLA).
El edificio llamado matrimonio está casi terminado. Hemos seguido fielmente el plano delineado por el Creador. Se han respetado todas y cada una de las leyes espirituales que Dios ha establecido en su ‘manual’. El fundamento del matrimonio es seguro. Cristo es la roca sobre la que se levanta la relación: “… La casa resiste… porque está fundada… sobre la roca”, Lucas 6:48 (NT-BAD). Los contrayentes son personas nacidas de nuevo y temerosas de Dios, no solo al momento del casamiento sino que lo siguen siendo a lo largo de toda la relación. Establecimos los sietes pilares del matrimonio bendecido: 1) La ley de la prioridad: ¡el secreto de un matrimonio con futuro es la dependencia de los cónyuges de Dios! 2) La ley de la pureza: ¡los esposos deben ser santos! 3) La ley del perdón: ¡sin perdón la relación muere! 4) La ley del compañerismo: ¡los matrimonios que duran más son aquellos que se componen por dos grandes amigos que luchan por la relación! 5) La ley del amor: ¡nunca encima de ti, nunca debajo de ti, siempre a tu lado! 6) La ley de la libertad: ¡libres de las herencias generacionales de maldad! 7) La ley de los detalles; ¡el buen matrimonio se nutre de las cosas pequeñas! Hemos edificado conforme al diseño divino. Entonces, ¡nada podría salir mal! El edificio está en pie y seguro. ¿Seguro? En realidad al edificio le falta algo sumamente importante: el techo.
Un cimiento y siete columnas no hacen a un edificio. Necesitamos un techo, pues las inclemencias del tiempo, los animales y los ladrones atentarán contra la seguridad de los que allí vivan. ¿Y cuál es el techo o la cobertura que necesita un matrimonio para estar totalmente protegido? ¡La obediencia! “El que obedece a Dios ya tiene un poderoso protector para él y para sus hijos”, Proverbios 14:26 (TLA). “… El que obedece vivirá… seguro… sin temer ninguna desgracia”, Proverbios 1:33 (PDT). ¡La obediencia protege el matrimonio y le da gloria a Dios! La obediencia es una forma efectiva de evangelizar. El matrimonio obediente es una influencia positiva entre los incrédulos. ¿Te acuerdas de Obed-edom? Su obediencia no solo atrajo la bendición sino que también le dio gloria a Dios. Todo el mundo quería el Dios que Obed-edom tenía en su casa, hasta el mismo rey, 2º Samuel 6:12. La bendición que llega como consecuencia de la obediencia hace que el nombre de Dios sea honrado entre los que no creen. En cambio, nuestra desobediencia echa por tierra el buen testimonio del Señor: “Por culpa de ustedes el nombre de Dios es denigrado entre las naciones”, Romanos 2:24 (BLPH). Si tú y tu cónyuge respetan a Dios, tu hogar se convertirá pronto en el lugar de Su Presencia. En cambio, si lo desobedecen pronto se quedarán sin Dios y sin bendición: “El Señor… anda por tu campamento para protegerte… Por eso tu campamento debe ser un lugar santo; si el Señor ve algo indecente, se apartará de ti”, Deuteronomio 23:14 (BAD). Al pecar el matrimonio queda desprotegido y pronto la desgracia le cae como un rayo. ¿Y quién quiere el ‘dios’ de un matrimonio desgraciado? ¡Cuánto daño le hacemos a Dios cuando desobedecemos!
¡La bendición y la protección divina son el resultado de la obediencia! Observa a Sifra y Fúa, las parteras hebreas que decidieron honrar a Dios preservando la vida de los recién nacidos: “Y como las parteras tuvieron temor de Dios, él hizo que sus familias prosperaran”, Éxodo 1:21 (RVC). La Biblia es muy clara en este punto: “Ciertamente el Señor fortalecerá a su familia porque usted pelea las batallas a favor de él”, 1º Samuel 25:28 (PDT). ¡El matrimonio fracasa cuando Dios no es tenido en cuenta! La bendición para tu familia no puede llegar de ninguna otra parte que no sea del cielo y de ninguna otra manera que no sea a través de la obediencia: “¡Dios bendice a todos los que lo obedecen…!”, Salmo 128:1-2 (TLA). “Si… obedecen… recibirán siempre… bendiciones. Dios los bendecirá dondequiera que vivan… Dios bendecirá a sus hijos, y a sus cosechas y ganados. Dios los bendecirá en sus hogares… y en todo lo que hagan. Siempre serán muy felices… Nunca les faltarán alimentos y siempre tendrán pan en la mesa. Dios les dará a ustedes la victoria sobre sus enemigos… Dios abrirá los cielos… En todo lo que ustedes hagan, siempre les irá bien…”, Deuteronomio 28:1-12 (TLA). “Si… obedecen a Dios, serán bendecidos con prosperidad por el resto de su vida. Todos sus años serán agradables”, Job 36:11 (NTV).
Un ejemplo bíblico claro de una familia bajo cobertura es la de Job: “Un día los miembros de la corte celestial llegaron… delante del SEÑOR, y… Satanás, vino con ellos… Entonces el SEÑOR preguntó a Satanás: — ¿Te has fijado en mi siervo Job? … Es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal. Satanás le respondió…: —Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios: siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace…”, Job 1:6-10 (NTV). Satanás reconoce que Dios ha levantado una valla protectora alrededor de Job, una cobertura espiritual que bloquea el acceso demoniaco. Por su parte, Dios está orgulloso y protege a Job porque él es obediente: “Siempre me obedece en todo…”, Job 1:8 (TLA). Hijos protegidos, familia protegida, economía protegida. ¡Todo protegido! La santidad y la obediencia garantizan presencia, bendición y protección. La obediencia es una barrera protectora que brinda cobertura espiritual frente al mundo demoníaco.
Ahora bien, si la obediencia garantiza tantas bendiciones, ¿por qué no obedecemos? ¡Por que no amamos a Dios! ¿Y por qué no lo amamos? ¡Porque no lo conocemos! Y no lo conocemos porque no pasamos tiempo con Él. La bendición es fruto de la obediencia, y ésta es la consecuencia del amor que nace de la comunión con Dios. ¡La bendición nace en el lugar secreto! ¿Lo ves? Terminamos el estudio bíblico de la misma manera que lo comenzamos: poniendo a Dios en primer lugar. ¡Lo que comienza con Dios termina con Dios! El secreto de un matrimonio feliz y duradero es la dimensión espiritual del vínculo. El matrimonio será mejor si hablan primero con Dios. La relación íntima con Dios en constante crecimiento determina la felicidad y durabilidad del matrimonio. Los cónyuges deben ser temerosos de Dios el día en que se casan y deben seguir siéndolo a lo largo de toda la vida. No existe nada más placentero en este mundo que una vida en comunión permanente con el Señor. No existe felicidad, satisfacción, plenitud y gozo máximo fuera de Dios. ¡Solo Dios puede hacer que tu matrimonio sea feliz!
Cuéntanos acerca de tu matrimonio. ¿Es Cristo el fundamento y el centro de la relación? ¿Está protegido contra todo riesgo? ¿Tiene cobertura espiritual? Recuerda que la desobediencia abre boquetes en el muro protector de la relación. Quizás el muro que protege tu matrimonio esté roto. ¿Qué hacer? ¡Repáralo! Si el pecado ha dejado sin protección tu casa, es hora de contratar un nuevo seguro. Es hora de confesar y arrepentirse de los pecados y volver a obedecer a Dios. Es hora de sellar esos agujeros por donde se va la bendición. No aceptes la mentira de que todo está perdido. Todavía existe esperanza. Y donde hay esperanza hay fe y donde hay fe ocurren milagros. Sigue el ejemplo de Job y repara el muro. Job sabía que el pecado de alguno de sus hijos podía abrir grietas en la cobertura espiritual de la familia, entonces todas las mañanas se levantaba bien temprano y arreglaba los agujeros espirituales por dónde la bendición se iba y la desgracia entraba. Pecar es malo, pero peor es no arrepentirse nunca. Es malo tener el techo roto, pero peor es no arreglarlo: “No han hecho nada para reparar las grietas de las murallas que rodean la nación…”, Ezequiel 13:5 (NTV). El Señor espera encontrar a los esposos reparando el boquete abierto en la relación: “Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla… pero no encontré a nadie”, Ezequiel 22:30 (NTV). Restaura los agujeros que dejó el pecado en el muro de protección alrededor de su matrimonio. Sé un verdadero guerrero espiritual defendiendo a tu familia de los enemigos que entran y salen por las grietas abiertas a causa del pecado. Es tiempo de que tengas toda la protección que Dios puede darte. Vuélvete una persona santa y obediente y le estarán dando a Dios razones suficientes para que proteja tu vida y tu familia como lo hizo con Job. Haz tu propia oración: “Señor, hoy me doy cuenta de la importancia de la santidad y la obediencia. He oído mucho acerca de este tema, pero nunca he entendido cabalmente el poder que se desata. Hoy me vuelvo a ti de todo mi corazón. Quiero ser santo y obediente y te pido que me ayudes. Construye un vallado alrededor de mi familia. Ayúdame a vivir apartado del mal para gozar de la misma protección que tuvo Job. Esta oración la hago en el nombre de Cristo Jesús. Amén”.