Secretos para vivir en paz 10/10/2021 #1165
Episode 176, Oct 10, 2021, 09:00 PM
Pastor José Luis Cinalli
10/10/2021
Secretos para vivir en paz
“Dios… deja libre al preso encadenado… y le da prosperidad…”, Salmo 68:6 (BLA y DHH).
Un domingo de pascua el pastor de una pequeña comunidad rural llegó al templo con una vieja y oxidada jaula en sus manos. Ante la desconcertada mirada del auditorio el hombre dijo: “sucedió ayer mientras paseaba por el pueblo. Un niño se acercó a mí balanceando esta jaula. En el fondo había tres pajaritos temblando de miedo. Detuve al muchacho y le pregunté: “¿qué llevas en tus manos?”. “Unos cuantos pájaros viejos”, fue la respuesta. “¿Y qué vas a hacer con ellos?”, le pregunté. “Me voy a divertir”, contestó. “Voy a molestarlos, les sacaré las plumas y haré que se peleen entre sí”. “Pero tarde o temprano te vas a cansar y entonces ¿qué harás?”. “Tengo gatos. Seguramente me lo agradecerán”, contestó el muchacho. Me quedé sin palabras meditando en la situación hasta que por fin le hice una propuesta: “¿cuánto quieres por esos pájaros?”. “¿Seguro que los quiere? Son viejos y no cantan. ¡Ni siquiera son bonitos!”. “¿Cuánto?”, insistí otra vez. El niño dijo: “cien pesos”. Busqué el billete en mi bolsillo y lo puse en su mano. Al instante, desapareció. Tomé la jaula, la llevé a un pequeño descampado, abrí la puerta y los pájaros volaron en libertad. Así fue como obtuve la jaula que hoy les estoy mostrando”.
La historia del pastor no es muy diferente a la mencionada en la Biblia. El ser humano vivía en libertad cuando Dios lo creó. Pero pronto entró a la jaula del diablo y, desde entonces, está ahí esclavizado y a su servicio. Imagina por un instante a Satanás luciéndose ante Dios: “… y qué me dices. Atrapé a la humanidad. Les tendí una trampa, coloqué una carnada y, ¡los agarré a todos! Ahora están en mis manos”. “¿Y qué vas a hacer con ellos?”, preguntó Jesús. “¡Me voy a divertir! Voy a enseñarles cómo casarse y luego divorciarse, cómo odiarse y maltratarse unos a otros; cómo beber, drogarse y maldecir sin límites. Les enseñaré a matarse. ¡Me voy a divertir a lo grande!”, dijo a las carcajadas el diablo. “¿Y qué harás cuando termines con ellos?”, preguntó Jesús. “Los llevaré conmigo al infierno”, exclamó. “¿Cuánto quieres por ellos?”, replicó Jesús. “¿De verdad te interesan esas personas? ¡No valen nada! Los ayudarás y te odiarán. Los bendecirás y no te lo agradecerán. ¡Te escupirán, te maldecirán y te matarán!”. “¿Cuánto?”, preguntó Jesús nuevamente. “Todas tus lágrimas y toda tu sangre”, afirmó Satanás. Jesús dijo: “¡trato hecho!”. Entonces fue a la cruz, entregó su vida y pagó el precio: “Él nos rescató de las tinieblas satánicas… compró nuestra libertad con su sangre preciosa…”, Colosenses 1:13-14 (NT-BAD). La historia nos deja tres enseñanzas:
1) Todo el mundo está en la jaula. “… El mundo entero está bajo el control del maligno”, 1ª Juan 5:19 (BAD). “El diablo los tiene prisioneros y hace con ellos lo que quiere”, 2ª Timoteo 2:26 (TLA). Las personas sin Dios están controladas por el “príncipe de este mundo”, Juan 12:31. Están en la jaula del diablo y no saldrán de allí, a menos que Dios las libere. Y Dios quiere hacerlo: “… El Señor miró hacia abajo… desde los cielos miró la tierra para escuchar los gemidos de los prisioneros, para poner en libertad a los condenados a muerte”, Salmo 102:19-20 (NTV). Sin embargo, aunque parezca difícil de creer muchos nunca buscarán la ayuda que Dios les ofrece porque no están dispuestos a salir de la jaula. ¡Lástima por ellos! Se quedarán allí hasta que al final de los tiempos sean transferidos a otra jaula mucho peor: el infierno. ¿De veras tú quieres seguir el camino de esas personas?
2) Nadie escapa de la jaula sin ayuda. Ninguna persona puede liberarse del yugo de Satanás por sí sola. Para salir de la jaula se necesita que alguien abra la puerta desde afuera. Y ese alguien es Jesús: “… El Señor da libertad a los presos…”, Salmo 146:7 (DHH). “El Espíritu del SEÑOR… me ha ungido para… proclamar que los cautivos serán liberados… puestos en libertad…”, Lucas 4:18 (NTV). Jesús puede y quiere ayudarnos a salir de la jaula. Pero no lo hará si no se lo pedimos. ¿Quieres o no? ¿Quieres salir de la jaula? Pídeselo a Dios. Y que sea pronto porque si no lo haces antes de cruzar el umbral de la muerte tu condenación estará sellada para siempre. ¿De verdad especularás con esa posibilidad?
3) El que sale de la jaula puede volver a ella. ¿Alguien cree que el diablo se quedará de brazos cruzados mientras sus intereses se desvanecen y su reino se desploma? Claro que no. Satanás buscará la manera para que aquellos que fueron libertados vuelvan a su jaula. Y, ¿cómo lo logra? Los engaña haciéndoles creer que vivir en la jaula es mejor que vivir en libertad. Esta jugarreta la viene perfeccionando desde el Edén. Piensa en los israelitas después de ser liberados por Dios del yugo del faraón. Suspiraban, lloraban y añoraban la esclavitud en Egipto. Querían volver a la jaula. Y retornaron, aunque no físicamente. Qué tristeza es ver a creyentes que después de haber experimentado la libertad en Cristo reniegan de la fe y vuelven a la jaula. Según la Biblia les espera un final aterrador: “Ellos escaparon… cuando conocieron al… Señor Jesucristo, pero si son atrapados y dominados nuevamente… terminarán peor que al principio”, 2ª Pedro 2:20 (PDT); Hebreos 10:26-27.
La gran pregunta a responder es la siguiente: ¿por qué razón querría una persona que ha experimentado la libertad volver a ser esclavo en la jaula del diablo? ¿Qué es lo que la tienta tanto a tomar esa decisión? El cebo; es casi irresistible. ¿Cuál es ese cebo? La duda. Siembra dudas en nuestro corazón acerca del carácter bondadoso de Dios. En otras palabras, nos habla mal de Dios. Es la misma carnada que utilizó para hacer caer a Adán y Eva. ¡Qué astuto es! Les hizo creer que Dios se estaba quedando con algo que ellos podían tener. Se estaba quedando con su felicidad. Pero, ¿cómo? ¿No eran felices ya? ¿No lo tenían todo? Claro que sí. Tenían el matrimonio perfecto, la salud perfecta, el trabajo perfecto, el ministerio perfecto y la perfecta comunión con Dios. Tenían todo para ser felices. Sin embargo, el diablo los convenció de que algo les faltaba: “Dios sabe que cuando ustedes coman de ese árbol, comprenderán todo mejor; serán como Dios…”, Génesis 3:5 (PDT). Adán y Eva aceptaron la mentira de que Dios les estaba negando la bendición de ser como Él. Entonces llegaron a la equivocada conclusión de que Dios no los amaba. ¿Qué clase de Dios es ese que te impide disfrutar de lo que es bueno para ti? Nosotros caemos en la misma trampa. Si no somos felices es por culpa de Dios. Observa a tu alrededor. ¿Contra quién despotrica la gente cuando tiene un problema? ¿Contra Dios o contra el diablo? Escucha lo que dicen: “¿por qué Dios me hace esto? ¿Dónde estaba cuando me abusaban? ¿Por qué permite tantas injusticias?”. Ahora escuchemos lo que dicen algunos creyentes: “la vida es corta y pronto se acaba, quiero ser feliz, vivir el momento, disfrutar de la vida”. Todas esas personas han creído la mentira de que vivir a la manera de Dios les priva de las ‘cosas buenas’ de esta vida; en definitiva: no los hace felices. El diablo nos susurra: “Mirá, mirá… eso lo podrías tener. Mirá que feliz se ve. Qué bien le va en la vida. Tú podrías ser como él, tener una familia, prosperar en los negocios, ser reconocido en tu carrera”. Nos seduce a buscar la realización y la felicidad por la vía de la desobediencia. ¡Nos empuja a entrar a la jaula!
Alguien ha dicho que el diablo lleva un registro exhaustivo de cómo hacer caer a los hijos de Dios. Sí, el diablo guarda una carpeta con tu nombre y sabe exactamente qué hacer para que vuelvas a la jaula. El diablo sabe qué es lo que te desmoronará. Y trabaja full time para llevar a cabo su siniestro propósito. ¿Te has dado cuenta que el tormento espiritual y mental es casi siempre en la misma área? Él sabe en qué área tentarte. El diablo está furioso buscando nuestra destrucción. Pretende atraernos hacia el cebo del pecado para enjaularnos nuevamente. Está buscando que nuestra vida sea un cráter humeante que desacredite el evangelio. Él quiere que Jesús se vea pequeño en nosotros. ¿Qué cosas de tu vida están registradas en el archivo del diablo? ¿Lujuria? ¿Inmoralidad? ¿Homosexualidad? ¿Pornografía? ¿Adulterio? No dejes que el diablo convierta tu vida en una ruina absoluta. Quizás no sea un pecado físico o sexual como los que acabamos de mencionar, pero sí un patrón de actitudes, pensamientos e inseguridades que, cuando son permitidos, te hacen ineficaz en el reino. ¿Orgullo? ¿Vanidad? ¿Rebeldía? ¿Desobediencia? ¿Miedos? ¿Ira, enojo, amargura? ¿Dolores por viejas injusticias? O quizás tu problema sea la aprobación. ¿Eres adicto a la afirmación de los demás? Tu problema es la inseguridad y el diablo lo sabe. ¿Necesitas ser reconocido o recompensado por tu trabajo para funcionar mejor? Tienes un problema y el diablo lo ha registrado en su archivo. ¿Sientes temor de que Dios no te ame, te deje de amar o no pueda amarte? Tu problema es la incredulidad. Y el diablo no pasará inadvertido este pensamiento.
¿Cómo vivir en libertad sin el peligro de volver a la jaula? Sencillo: no creer las mentiras del diablo y confiar absoluta y totalmente en Dios. Él es nuestro Padre bondadoso y sabe exactamente lo que nos conviene y nos hará felices. Aceptemos su voluntad porque siempre es buena, como bueno es nuestro Dios.