Alcanzando al Dios invisible 10/4/22 #1191
Episode 202, Apr 11, 2022, 12:10 PM
Pastor José Luis Cinalli
10/4/22
10/4/22
Alcanzando al Dios invisible
“Esto es… urgente… el tiempo se acaba. Despierten… dejen de lado sus actos oscuros como si se quitaran ropa sucia, y pónganse la armadura resplandeciente de la vida recta”, Romanos 13:11-12 (NTV).
Perder el enfoque es muy fácil. Deslizarnos a través de la marea de problemas y ofertas de este mundo es muy común. Por eso necesitamos reevaluar nuestras prioridades. La primera cosa a evaluar en nuestra vida espiritual. ¿Estamos despiertos? La única forma de saberlo es revisando nuestra relación con el pecado. Un vínculo amoroso con el pecado es un problema mayúsculo. El “varón conforme al corazón de Dios” nunca permite que el pecado se aloje en su vida por mucho tiempo; al contrario, lo reconoce y se aparta inmediatamente. David es un ejemplo: “Ten misericordia de mí, oh Dios… pues reconozco mis rebeliones… he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos…”, Salmo 51:1-4 (NTV); 2º Samuel 24:10. El pecado es muy malo porque mata nuestra vida espiritual. Por tal motivo, hacer sentir bien a las personas cuando están revolcándose en el fango del pecado es una forma errada de proceder. Debemos ser honestos y exponer el horrible y mortal pecado. Maquillar el cadáver puede hacerlo parecer más lindo, pero no le devuelve la vida. Reconozcamos el pecado. Somos más malos de lo que imaginamos. Nuestro corazón es oscuro y nuestras intenciones son egoístas. Estamos sucios. Hemos traicionado a Dios y, en el mejor de los casos, nos hemos acercado a Él con la intención de “usarlo”. ¿Qué debemos hacer entonces? No anestesiemos el dolor que produce el pecado: “Pues la clase de tristeza que Dios desea que suframos nos aleja del pecado y trae… salvación…”, 2ª Corintios 7:10 (NTV). El mensaje de Pablo no tenía por finalidad hacer sentir bien a las personas. ¿Recuerdas lo duro que fue con los creyentes corintios? Les envió una carta mordaz con la intención de que se arrepientan de su maldad: “No lamento haberles enviado esa carta tan severa… sé que les causó dolor… me alegro de haberla enviado… porque el dolor hizo que se arrepintieran y cambiaran su conducta…”, 2ª Corintios 7:8-9 (NTV). ¿Te das cuenta lo peligroso que resulta mantener un vínculo cariñoso con el pecado? Supongamos que a una persona le descubren un incipiente tumor maligno y el médico decide tratarlo con analgésicos. ¿Qué diríamos de él? En el mejor de los casos que es negligente. Lo mismo sucede con el cáncer espiritual. Muchas iglesias están prescribiendo analgésicos en lugar de exponer el terrible mal del pecado. Los sedantes espirituales nos hacen sentir bien, pero no solucionan el problema. Debemos ser honestos y confrontar el pecado si queremos que sea erradicado. ¿Estás triste por el pecado? Es una buena señal de que estás vivo para Dios. Pero si el chisme es un juego, el mentir es una costumbre divertida, la pornografía es un placer y si otros pecados no son gran cosa, estás en problema. ¡No estás dormido, estás muerto!
La segunda cosa que tenemos que revisar es nuestra relación con Dios. Nunca olvides que fuimos escogidos para servir a Dios y servir para Dios. Jesús llamó a sus discípulos “… para que estuvieran siempre con Él y salieran a predicar”, Marcos 3:14 (NT-BAD). Advierte el orden. Primero la comunión, luego el servicio. Jesús es nuestro ejemplo. Pasaba mucho tiempo en oración y no porque necesitara orar sino porque lo deseaba. Anhelaba pasar tiempo con el Padre. Para nosotros, en cambio, la oración es un salvoconducto de último momento. Es una carga, un deber; no un placer o un deleite. Eso sí, queremos su bendición y su poder. Pero no podemos tener esas cosas sin abrazarnos al Dios invisible en oración. ¡La oración light no es efectiva! Si realmente anhelas ver cambios significativos en tu vida, familia o ministerio necesitas frecuentar el lugar secreto y tener encuentros profundos con Dios. Si la vida de alguien va a ser transformada no será como resultado de un consejo, terapia o esfuerzo humano, será como consecuencia de un encuentro con Dios en el lugar secreto. ¿No estás convencido? Lee entonces el libro de los Hechos. El impacto del cristianismo en el mundo nació en una reunión de oración. ¿Cuál crees que era el secreto del éxito ministerial de Jesús? Acertaste, ¡el lugar secreto! “Su fama se difundía cada vez más… pero con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba”, Lucas 5.15-16 (NBLH). Si quieres lograr un impacto significativo con tu vida no soslayes la importancia de la carpa del encuentro.
Ahora bien, la oración privada es tan importante como la colectiva. Jesús prometió recompensa para los que oran en el lugar secreto: “Cuando hagas tu oración, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te dará la recompensa”, Mateo 6:6 (Castillian 2013). Pero también existe recompensa para la oración colectiva. El bautismo del Espíritu Santo fue el resultado de una reunión de oración. Jesús ofreció la llenura del Espíritu a 500 personas (1ª Corintios 15:3-6), pero solo los que estuvieron reunidos y orando recibieron esta visitación: “Todos los presentes fueron llenos del Espíritu Santo”, Hechos 2:4 (NTV). ¿Y los creyentes ausentes? ¡Se lo perdieron! ¿Lo ves? ¡La reunión de oración siempre da como resultado la manifestación de la presencia de Dios! La llenura del Espíritu y el poder para ser efectivos en la misión fue la consecuencia de una reunión de oración. ¡Cuántas bendiciones podríamos perdernos cuando decidimos quedarnos en casa invernando, cultivando el ocio y alimentando la carne antes que ir al templo a orar! Por eso es una verdadera guerra espiritual reunir a los creyentes para orar. La enorme resistencia que produce evidencia los grandes beneficios que trae. ¿Quieres ser usado por Dios? ¡No te pierdas ninguna reunión de oración!
Aquella primera iglesia nunca dejó de reunirse para orar: “Todos los creyentes se dedicaban... a la oración”, Hechos 2:42 (NTV). Oraron hasta que recibieron el poder y siguieron orando para conservar el poder y la comunión con el Espíritu Santo: “Todos se congregaban para... permanecer en comunión… y perseverar unánimes en la oración”, Hechos 2:42 (CST). La oración en unidad trajo como resultado el bautismo del Espíritu y, los creyentes llenos de poder, salían a las calles a predicar con denuedo la Palabra de Dios y la gente se convertían de a miles: “...El número de creyentes aumentó en gran manera...”, Hechos 6:7 (NTV). La efectividad de la iglesia dependió del aposento alto. No podemos negar el poder y la bendición que se desatan cuando la iglesia ora. ¿Y si no ora? No hay poder, ni bendición, ni presencia. No hay nada. Aquellos primeros creyentes vivieron en victoria hasta que descuidaron el aposento alto. Mientras el movimiento de oración continuaba, el movimiento del Espíritu no se terminaba. La gran catástrofe llegó el día en que la reunión de oración comenzó a declinar.
Jesús escogió a sus discípulos “… para que estuvieran siempre con El y salieran a predicar”, Marcos 3:14 (NT-BAD). ¡Y salieron! Nada ni nadie podía detenerlos: “No podemos dejar de hablar acerca de todo lo que hemos visto y oído”, Hechos 4:20 (NTV). Los apóstoles nunca arengaron a los creyentes a predicar de Cristo. No necesitaban hacerlo. Estaban apasionados por Jesús y nada era más importante que agradarlo, dándolo a conocer. Y, ¿cuál era el secreto? El aposento alto. Cuando los apóstoles “quedaron libres… volvieron a donde estaban los demás creyentes...”, Hechos 4:29 (NTV). Y todos reunidos y unidos oraron: “Señor... danos… mucho valor al predicar tu palabra”, Hechos 4:29 (NTV). Los apóstoles SIEMPRE VOLVÍAN al lugar donde la iglesia estaba reunida (aposento alto). Solo si Cristo vive en nosotros y controla toda nuestra personalidad dejaremos marcas gloriosas en las vidas de los demás. Y para que Dios controle nuestra vida necesitamos frecuentar el lugar secreto y el aposento alto.
Presta atención. Iglesia reunida; unida en oración, predicando en las calles. El punto de partida siempre era el aposento alto. ¡Un creyente encendido con el fuego del Espíritu Santo, amarrado al aposento alto y que comparte su fe es una alegría para Dios! No es cuestión de conformarnos con la tranquila vida espiritual que tenemos. No es suficiente con que la iglesia tenga un hermoso edificio y música sublime. No podemos apoltronarnos en un lugar refrigerado mientras el mundo se va al infierno. Nos corresponde advertirles, rogarles y señalarles el camino al Salvador. La vida cristiana no es un juego, no es un spa. El reino de Dios es la realidad más importante del universo. Cristo regresará pronto. No sabemos exactamente la fecha pero debemos estar listos. Podemos desperdiciar nuestras vidas en frivolidades o invertirla honrando y alegrando a aquel que es nuestro mayor tesoro. Cuando tengamos un atisbo de su grandeza y de su gracia pagaremos cualquier precio para conocerlo y darlo a conocer. Necesitamos más que una vida cristiana light, necesitamos vivir apasionados por Cristo y llenos del fuego del Espíritu Santo.