Sin orden nada funciona bien 20/08/23 #1261
Episode 283, Aug 20, 2023, 08:19 PM
Pastor José Luis Cinalli
20/08/23
Sin orden nada funciona bien
Donde no existe orden no existe bendición. Dios aborrece el desorden. Vayamos al principio de todo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada… y había tinieblas… Entonces dijo Dios: Sea la luz… Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas”, Génesis 1:1-4 (OSO, BTX2, LBLA).
20/08/23
Sin orden nada funciona bien
Donde no existe orden no existe bendición. Dios aborrece el desorden. Vayamos al principio de todo: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada… y había tinieblas… Entonces dijo Dios: Sea la luz… Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas”, Génesis 1:1-4 (OSO, BTX2, LBLA).
Dios creó el universo. Y toda la creación le daba gloria. Sin embargo, un día el “querubín protector” intentó arrebatarle a Dios su trono (Isaías 14:12-14), y como resultado fue expulsado del cielo junto a un tercio de los ángeles que lo siguieron en su rebeldía: “Fuiste elegido querubín protector… Estabas en el santo monte de Dios… hasta que… pecaste. Por eso te expulsé… hice salir de ti un fuego que te devorara… te eché por tierra y te reduje a cenizas”, Ezequiel 28:14-18 (NVI); Apocalipsis 12:4. Está claro, entonces, que la rebelión de Lucifer tuvo lugar antes de que el hombre fuera creado, de modo que el diablo ya estaba en la tierra cuando Adán comenzó a existir.
Dios le dijo a Lucifer: “hice salir de ti un fuego que te devorara… te eché por tierra y te reduje a cenizas”, Ezequiel 28:18 (NVI). Tan solo imagina el efecto catastrófico que ese acontecimiento produjo en la tierra. ¡Satanás y sus demonios arrojados del cielo como bolas de fuego! Hay quienes piensan que ese hecho hizo que la tierra quedara “desordenada y vacía…”, Génesis 1:2. Observa este detalle. Génesis 1:1 dice que “Dios… creó los cielos y la tierra”, pero después dice que “la tierra era un caos total…”, Génesis 1:2 (NVI). Está claro que Dios no tuvo nada que ver con ese desastre pues la Biblia dice que “El hizo el mundo… no para que fuera un lugar… de caos”, Isaías 45:18 (NTV). La tierra estaba desordenada y oscura como resultado de la rebelión y caída de Satanás. Fue entonces que Dios decidió poner orden en la tierra. Él dijo: “no dejé la confusión”, (Isaías 45:18, BLA) y “separó la luz de la oscuridad”, Génesis 1:18 (NTV). Remarquemos este punto: antes de que Dios le diera “la tierra a toda la humanidad” (Salmo 115:16, NTV) puso orden y trajo luz. Sin orden y sin luz la creación no podía funcionar porque “Dios no es un Dios de desorden”, 1ª Corintios 14:33 (BAD). Si algo ha de funcionar correctamente debe ser en un ambiente ordenado. “Todo debe hacerse… con orden”, 1ª Corintios 14:40 (NVI). El desorden no viene de Dios y además trae maldición. Sin orden nada funciona bien. Si aspiramos a tener un buen matrimonio, una hermosa familia, un ministerio próspero y una iglesia vital y saludable debemos poner orden. A los hermanos de la iglesia en Colosas Pablo les dijo: “Me alegro de saber que son ordenados…”, Colosenses 2:5 (TLA). ¿Hay algo que no está fluyendo como debiera en tu vida, matrimonio, familia, trabajo o ministerio? Probablemente falte orden “porque a Dios no le gusta el desorden… sino la paz y el orden”, 1ª Corintios 14:33 (TLA).
Donde hay orden hay bendición. Y el orden es nuestra responsabilidad. Al comienzo de todo Dios puso orden porque el hombre no tuvo nada que ver con el desastre que reinaba en la creación. Pero a partir de entonces cualquier desorden en la tierra es resultado de la intervención humana. Si realmente aspiramos a contar con Dios y su bendición debemos poner orden. ¿Recuerdas la historia de Ananías y Safira? Pedro dijo: “Le mentiste al Espíritu Santo...” (Hechos 5:3), y luego cayeron muertos. No existe evidencia bíblica de que Dios le haya ordenado a Pedro que hiciera lo que hizo. Tampoco hay evidencia de que fuera Pedro quien haya tomado la drástica decisión de condenarlos a muerte. Lo que parece es que Pedro decidió poner fin con la irreverencia y Dios lo apoyó trayendo juicio a los irreverentes. Pedro confrontó a Ananías porque sabía que su comportamiento y el de su esposa ponían en riesgo la presencia del Espíritu Santo en la congregación. Pedro entendió la importancia de provocar un ambiente de respeto para que Dios no se vaya. La decisión de ‘poner orden’ en la iglesia fue de Pedro, no de Dios. ¿Por qué entonces pretendemos que Dios haga lo que nosotros debemos hacer? Anímate y ordena todo lo que esté desordenado y te sorprenderás de lo que Dios puede hacer.
¿Te acuerdas de la derrota de Israel en Hai? Josué le pidió a Dios una explicación. Entonces Él le dijo: “¡Levántate! ¿Por qué estás ahí con tu rostro en tierra?”. Israel ha pecado… Por esa razón… no seguiré más con ustedes a menos que destruyan esas cosas que guardaron…”, Josué 7:10-12 (NTV). Observa lo que Dios le dijo a Josué: “¡Levántate! ¿Por qué estás ahí con tu rostro en tierra?”; en otras palabras: “deja de orar porque esto no se soluciona con oración”, ¡se soluciona recuperando el orden! Dios no los podía ayudar porque se había perdido el ambiente de honra, ¡se había perdido el orden espiritual! En su infinita misericordia el Señor le mostró a Josué la causa de su enojo pero no decidió por él. Si los israelitas querían seguir teniendo a Dios debían terminar con el pecado. Y lo hicieron. Crear una atmósfera de honra y respeto que atraiga a Dios es nuestra responsabilidad, no la de Dios.
Estaba muy claro, si Josué no restauraba el orden espiritual Dios los abandonaba. Dios proveerá para tus necesidades como lo hizo con Israel en el desierto. Él será tu guía y peleará tus batallas, pero no pretendas que él haga lo que solo tú debes hacer. No puedes hacer la vista gorda mientras en tu casa se deshonra a Dios. No puedes fingir que nada pasa cuando tus hijos llegan borrachos los fines de semanas o tu pareja amanece enredada en una telaraña de imágenes basura. Si tú no haces algo para que el temor a Dios sea restaurado en tu casa, Dios no lo hará. Empuja a tu familia a honrar a Dios. Pero no lo hagas con armas humanas sino con las “las invencibles armas del todopoderoso Dios…”, 2ª Corintios 10:4 (NT-BAD). Es cierto que puede haber resistencia pero el precio que pagarás por no hacerlo es el alejamiento de Dios en tu hogar. El milagro vendrá cuando asumas tu responsabilidad y pongas orden.
Una cosa más. Tú podrías creer que está todo bien porque 9 de cada 10 áreas de tu vida están en orden. Crees que eso es suficiente y que no puedes ser perfecto en todo. Sin embargo, esa obediencia selectiva es algo que a Dios no le gusta. Para Dios es TODO o NADA. Podrías decir: “Soy ordenado con mis finanzas y pago mis diezmos; sirvo a Dios, atiendo las necesidades de mi familia y me congrego con regularidad”. Pero podría haber algo muy personal que Dios te esté pidiendo y tú no quieras dárselo. El joven rico tenía ‘todo’ en orden salvo una cosa y esa cosa fue la que Jesús quería: “Hay una cosa que todavía no has hecho. Vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Después ven y sígueme. Pero, cuando el hombre oyó esto, se puso triste porque era muy rico…”, Lucas 18:22-23 (NTV). ¿Qué cosa es la que Dios te está pidiendo en este tiempo y te rehúsas a entregarle?
Finalmente digamos que el orden (santidad e integridad) es indispensable para tener comunión con Dios: “Salgan… apártense… No toquen… cosas inmundas y yo los recibiré”, 2ª Corintios 6:17 (NTV). Además, la productividad depende de nuestra purificación: “Si te mantienes alejado del pecado, serás como vasija de oro purísimo… que Cristo podrá usar para sus más elevados propósitos”, 2ª Timoteo 2:21 (NT BAD). ¿Lo ves? La vida fructífera comienza con la limpieza y el orden: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto”, Juan 15:2 (RV95). Este punto es tan importante que merece ser remarcado. Cuando los cielos se rompan y Dios descienda SOLO USARÁ a creyentes que estén santificados para llevar a cabo sus propósitos. Es muy común que la gente piense que la vida se arregla cuando comenzamos a orar; sin embargo, el modelo bíblico es a la inversa: si quieres tener comunión con Dios ORDENA PRIMERO TU VIDA. La oración bíblica es la comunión entre un Dios santo y un hombre santificado. Dios no puede comulgar con una persona cuyo pecado no haya sido juzgado. Por lo tanto, si quieres que tus oraciones sean escuchadas y tu adoración y ofrendas recibidas: ¡debes santificarte y ordenar tu vida!
¿Qué áreas de tu vida están en oscuridad y necesitan ser ordenadas? Piensa en tu familia. ¿Tienes alguna deuda con ellos? ¿Alimentación? ¿Atención? ¿Cuidados? Revisa tu vida íntima. Los pecados sexuales le abren un boquete al diablo por donde se mete para robar tus bendiciones. Revisa tu celular y tu computadora. ¿Te avergonzarías si Dios viera tu historial? Revisa tu casa, tu biblioteca, tu agenda y tus prioridades. Ordena tu tiempo, trabajo y también el ministerio. Elí tenía una iglesia desordenada, permitía que gente inmoral ocupara puestos de liderazgo. Pese a ser advertido, Elí desafió la santidad de Dios y Dios te quitó el ministerio y finalmente la vida. Ten presente el siguiente principio espiritual: ¡las bendiciones llegan después del orden!