Arrepentirse de los pecados para ser salvos 17/9/2023 #1265
Episode 287, Sep 17, 2023, 08:48 PM
Pastor José Luis Cinalli
17/9/2023
Arrepentirse de los pecados para ser salvos
“El Señor… quiere que todos se arrepientan”, 2ª Pedro 3:9 (NTV).
17/9/2023
Arrepentirse de los pecados para ser salvos
“El Señor… quiere que todos se arrepientan”, 2ª Pedro 3:9 (NTV).
Después de oír el evangelio y creer en Jesucristo el siguiente paso hacia la salvación es el arrepentimiento. El arrepentimiento fue predicado por Juan el bautista (Mateo 3:2); por Jesús (Marcos 1:15; Mateo 4:17, 11:20-21) y por sus discípulos: “… Fueron por todas partes predicando a todos que se arrepintieran y se apartasen del pecado”, Marcos 6:12 (CAS); Hechos 2:38; 3:19; 8:22; 20:21. A la iglesia que perdió el primer amor Jesús la exhortó: “Arrepiéntete…”, Apocalipsis 2:5; y a quienes eran causa de tropiezo les ordenó arrepentirse, Apocalipsis 2:16 y 21. La Biblia termina con un mensaje contundente para los tibios espirituales: “Arrepiéntanse”, Apocalipsis 3:3,19. Ahora bien, el arrepentimiento es el mandamiento más difícil de obedecer porque implica cambio de vida. Jesús le dijo a los judíos: “Juan el Bautista… les mostró… la manera correcta de vivir, pero ustedes… se negaron a creerle y a arrepentirse de sus pecados”, Mateo 21:32 (NTV). Los judíos no querían cambiar. Nunca digamos que es fácil obedecer. Jesús no dijo eso. Al contrario, Él habló de cortarse la mano o sacarse el ojo en algunos casos (Mateo 5:29-30); de negarse a sí mismo (Mateo 16:24) y habló de renunciar a todo, aun a la propia vida, Lucas 14:33. Ser discípulo de Jesús nos cuesta todo: “Si ustedes consideran que su vida es más importante que obedecerme, no tendrán vida eterna. Pero si… me obedecen, entonces tendrán vida eterna”, Juan 12:25 (TLA). Cristo debe ocupar el primer lugar en nuestras vidas, todos y todo lo demás viene después, Mateo 6:33. Ser discípulo de Jesús requiere que nos alejemos completamente del pecado (Romanos 12:1-21) y que sometamos nuestra voluntad a la del Señor, Juan 12:25. Jesús pide devoción de todo corazón, una lealtad a toda prueba, una negación completa de uno mismo, de modo que uno se ponga a sí mismo, su tiempo, su dinero, sus posesiones y sus talentos, a disposición de Cristo.
Para arrepentirnos tenemos que creer el evangelio. “… Los habitantes de Nínive… se arrepintieron de sus pecados al escuchar la predicación de Jonás”, Mateo 12:41 (NTV). Si las personas no escuchan el evangelio y no lo creen no pueden arrepentirse y por ende no pueden ser salvas. La fe en Cristo nos mueve al arrepentimiento. Recordemos las tres mil personas convertidas el día de Pentecostés. Pedro les predicó a Jesús (Hechos 2:36) y ellos “se compungieron de corazón”, Hechos 2:37. Luego preguntaron: “¿qué haremos?” (Hechos 2:37) a lo que Pedro contestó: “… Deben arrepentirse de sus pecados… cambiar su manera de pensar y de vivir (PDT), y ser bautizado…”, Hechos 2:38 (NTV). ¿Lo ves? Escucharon y creyeron el evangelio predicado. Esto los llevó a “la tristeza que… produce un arrepentimiento que conduce a la salvación…”, 2ª Corintios 7:10 (NBLH). Entonces, después de oír y creer hay que arrepentirse para ser salvos, Hechos 2:38. Ahora bien, el arrepentimiento verdadero es un cambio en la mente que conduce a un cambio de vida. La Biblia llama a este cambio: “frutos dignos de arrepentimiento”, Mateo 3:8; Lucas 3:8; Hechos 26:20. Eso significa que antes hacíamos lo que queríamos; ahora (metanoia = arrepentimiento) hacemos lo que Dios quiere. Juan dijo: “Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados…”, Mateo 3:8 (NTV). Un ejemplo claro de arrepentimiento es el de las tres mil personas que aceptaron su culpa de crucificar al Mesías y buscaron el perdón de Dios. Otro que se arrepintió fue el hijo de la parábola. El padre le dijo: “Trabaja hoy en la viña. Y él respondió: “No quiero, pero después arrepentido, fue”, Mateo 21:28-29 (NBLH). Los ninivitas se arrepintieron, Mateo 12:41. La mujer pecadora se arrepintió, Lucas 7:36-50. El hijo pródigo se arrepintió, Lucas 15:20. Simón se arrepintió, Hechos 8:13. El carcelero de Filipo se arrepintió, Hechos 16:30. Muchos se arrepintieron y quemaron sus libros de magias (Hechos 19:19) y otros se arrepintieron “dejando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero”, 1ª Tesalonicenses 1:9 (BAD).
¿Por qué es tan importante el arrepentimiento? Porque es necesario para: 1) Ser bautizado. “Antes de bautizarse demuestren que están arrepentidos”, Mateo 3:8 (NT-BAD); Hechos 2:38. 2) La conversión. “Arrepiéntanse… para que sus pecados sean borrados…”, Hechos 3:19 (NTV). 3) El perdón de los pecados. “Hay perdón de pecados para todos los que se arrepientan”, Lucas 24:47 (NTV); Hechos 2:38. Dios perdona pecados pasados y arrepentidos. 4) Recibir la vida eterna. “… Arrepentirse de sus pecados… para recibir la vida eterna”, Hechos 11:18 (NTV, NT-BAD). 5) No perecer eternamente. “… Perecerán a menos que se arrepientan de sus pecados…”, Lucas 13:3-5 (NTV). 6) Contar con la presencia y bendición de Dios. “Yo vivo… con el hombre arrepentido…”, Isaías 57:15 (BLA); Isaías 66:2.
¿Quiénes deben arrepentirse? Todos: “… Dios ordena que todos los que habitan este mundo se arrepientan, y que lo obedezcan solo a él”, Hechos 17:30 (TLA). Cristo mandó a iglesias a arrepentirse, Apocalipsis 2:4-5, 14-16,20-21. Todos deben arrepentirse porque todos somos pecadores, Romanos 3:23. Ahora bien, ya que todos fuimos constituidos pecadores (Romanos 5:19) hay cinco cosas que podemos hacer con nuestro pecado: 1) Negarlo como Giezi, 2º Reyes 5:20-26. 2) Esconderlo como David, 2ª Samuel 11 y 12. 3) Culpar a otros como Adán y Eva, Génesis 3:12. 4) Arrepentirnos como las tres mil personas, Hechos 2:38-41. 5) Confesarlo como el hijo pródigo, Lucas 15:17-19.
¿Quiénes están interesados en nuestro arrepentimiento? 1) Dios. “El Señor… quiere que todos se arrepientan”, 2ª Pedro 3:9 (NTV). 2) Cristo. “He venido a llamar a… pecadores al arrepentimiento”, Mateo 9:13. 3) Los ángeles. “Hay… alegría en el cielo por un pecador… que se arrepiente…”, Lucas 15:7 (NTV). 4) Los perdidos que están en tormento. El hombre rico le pidió a Abraham “Manda a Lázaro a la casa de mi familia. Que avise… que, si no dejan de hacer lo malo, vendrán a este horrible lugar”, Lucas 16:27-28 (TLA). 5) Todo siervo del Señor. “El siervo del Señor… debe reprender tiernamente… tal vez Dios les dé la oportunidad de arrepentirse…”, 2ª Timoteo 2:24-25 (NBLH, TLA).
Cosas que nos llevan al arrepentimiento: 1) La benignidad de Dios: “... Dios los trata con bondad, para que se arrepientan de su maldad”, Romanos 2:4 (TLA). 2) La predicación. “… Los habitantes de Nínive… se arrepintieron de sus pecados al escuchar la predicación de Jonás”, Mateo 12:41 (NTV). 3) El juicio venidero. Hechos 17:30-31.4) La tristeza según Dios. “La tristeza que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento que conduce a la salvación…”, 2ª Corintios 7:10 (NBLH). La tristeza, el dolor o el lamento por el pecado están siempre presentes en el verdadero arrepentimiento pero por sí solo no es arrepentimiento. La Biblia dice que Judas “devolvió arrepentido las treinta piezas de plata”, Mateo 27:3. La palabra arrepentido describe solamente el elemento emocional. Judas estaba lleno de remordimiento por lo había hecho. En cambio cuando Pedro predicó en Pentecostés las personas “se compungieron de corazón” (Hechos 2:37) y esa tristeza los llevó al arrepentimiento. Hay dos evidencias del verdadero arrepentimiento: el dolor por haber ofendido a Dios y el abandono definitivo del pecado. Cuando David fue derrotado por el pecado de adulterio renovó el perdón por todos los demás: “… Borra la mancha de mis pecados. Lávame… y purifícame de mis pecados. Pues reconozco mis rebeliones…”, Salmo 51:1-3 (NTV). Una persona que no ha sido totalmente quebrantada podría reconocer algún que otro pecado pero su arrepentimiento no sería total, como es el caso de Judas quien confesó su traición pero no su desfalco económico ni su hipocresía. A simple vista tenemos a dos hombres arrepentidos. David dijo: “He pecado contra el Señor”, 2º Samuel 12:13 (NTV). Y Judas expresó: “He pecado contra Dios…”, Mateo 27:4 (TLA). La confesión de sus pecados podría hacernos creer que ambos estaban arrepentidos. ¿Cómo advertimos la diferencia? David se arrepintió de su adulterio, homicidio y también de los demás pecados a diferencia de Judas quién solamente confesó su traición. De haber estado realmente arrepentido, el pesar por su pecado le habría quebrantado el corazón por los demás pecados también.
Es posible confesar un pecado, derramar lágrimas de remordimiento y llorar por las consecuencias que nos ha ocasionado y aun así, no estar arrepentidos realmente. Faraón confesó su pecado (Éxodo 9:27), pero no se arrepintió ya que volvió a obrar de la misma manera, Éxodo 9:34. El arrepentimiento se prueba con el tiempo. Si la persona vuelve una y otra vez a caer en el mismo pecado evidencia la ausencia de un arrepentimiento genuino. Ese es el caso de Saúl. David le preguntó por qué quería matarlo, a lo que Saúl contestó: “Más justo eres tú que yo, porque tú me has pagado con bien, y yo te he pagado con mal”, 1º Samuel 24:17 (BTX). Sin embargo poco tiempo después Saúl volvió a cometer el mismo pecado, 1º Samuel 26:2; 1º Samuel 26:21 (NTV). Precisamos derramar lágrimas por el pecado y no por sus consecuencias; dolernos por haber ofendido a Dios y no porque hemos sido descubiertos. ¡Las lágrimas que fluyen de un corazón arrepentido son preciosas para Dios! Confesar ligera y precipitadamente el pecado sin sentirlo es una gran deshonra al Señor. En cambio, un corazón contrito es una delicia para Dios, Salmo 51:17.