La verdad inventada - 16/3/2025 - #1343

Episode 368,   Mar 16, 09:23 PM

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Pr. José Luis Cinalli
16/3/2025
La verdad inventada

Tener fe… es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera…”, Hebreos 11:1 (DHH, TLA).

Pocas cosas glorifican tanto a Dios como la confianza en medio de la prueba. Job era un diez en todo; sin embargo, su nota más sobresaliente la obtuvo después de rendir la materia más difícil de todas: ¡la fe en Dios en medio de las pruebas! Job nunca acusó a Dios de haberlo abandonado; al contrario, siempre se sometió a su voluntad, incluso en aquel penoso tiempo en que se sentaba sobre las ruinas de su felicidad. Job fue fiel aunque de esa fidelidad no se desprendían bendiciones aparentes: “Y a pesar de todo lo que le había sucedido, Job no ofendió a Dios ni le echó la culpa”, Job 1:22 (TLA). La Biblia dice que “la confianza… en Dios se pone a prueba con los problemas”, 1ª Pedro 1:7 (TLA). Y si… pasan la prueba… Jesucristo… hablará bien de… ustedes… porque una confianza que ha pasado por tantas pruebas merece ser alabada”, 1ª Pedro 1:7 (TLA). Y alabada fue la fe de Job. Por haber “resistido la prueba hasta el final” (Santiago 1:4, TLA) recibió buen testimonio del cielo; incluso ante Satanás: “En toda la tierra nadie es tan bueno como él”, Job 1:8 (TLA). Confiar en Dios aún en los tormentosos días de la vida no solo lo honra sino que atrae bendiciones eternas: “Al que soporta las dificultades, Dios lo bendice y cuando las supera, le da el premio y el honor más grande que puede recibir: la vida eterna…”, Santiago 1:12 (TLA). Es cierto que atravesamos pruebas, pero existe una gracia divina para cada dificultad. Y si resistimos permaneciendo firmes en la fe, cuando regrese Jesucristo seremos honrados. Y la mayor recompensa será ver la luz en sus ojos y escuchar de sus labios las palabras más gloriosas: “Bien, buen siervo y fiel… entra en el gozo de tu Señor”, Mateo 25:21. Recuérdalo: ¡el camino hacia el círculo íntimo de Jesús es permanecer fiel a él aún bajo presión!

Además de mantener nuestra confianza en Dios en los oscuros días de la vida, existe otra manera en la que podemos darle un ‘alegrón’ a Dios: ¡creer y esperar el cumplimiento de sus promesas aun cuando éstas sucedan en la vida venidera! La Biblia habla de algunos hombres de fe como Abel, Enoc, Noé, Abraham, Isaac y Jacob de quienes el Señor no se avergonzó de ser su Dios. Recibieron una mención especial. La Biblia dice que se destacaban por la fe que tenían, Hebreos 11:2 (NT-BAD). ¿Qué los hacía diferentes? ¿Por qué fueron dignos de tal distinción en la Biblia? En primer lugar porque confiaron en Dios y en su Palabra. Y esto no es poca cosa. Adán y Eva fallaron precisamente en esta cualidad de la fe, no creyeron en Dios ni en su Palabra sino en el Mentiroso y en su verdad inventada de que serían iguales al Creador si comían del fruto prohibido. El punto inicial de la fe es creer en el carácter de Dios, creer que Dios es quien dice que es y, el punto final, es tener la certeza de que Dios hará lo que dice que hará. Abraham era portador de estas dos cualidades. “Contra toda esperanza… creyó y esperó… Aunque Abraham tenía casi cien años… nunca dejó de confiar en Diosnunca dudó de que Dios cumpliría su promesaestaba completamente seguro de que Dios tenía poder para cumplir su promesa…, Romanos 4:18-21 (BAD, TLA). Abraham no ignoraba ni negaba la realidad. Era viejo y su esposa estéril. Sin embargo, creyó que Dios podía hacer posible lo imposible. ¡Y lo hizo! Porque para Dios no existe cosa difícil. Abraham tenía una promesa, pero más que eso tenía a Dios. Y Dios siempre es fiel en cumplir su palabra. Quita la mirada de todo aquello que estorbe tu fe. No mires hacia abajo pensando en tus debilidades. No mires al costado temiendo a los gigantes que te rodean. No mires hacia atrás reviviendo el pasado sembrado de fracasos. Mira hacia el cielo, mira al Cristo vivo “porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios”, 2ª Corintios 1:20. Mientras pensemos que todo depende de nosotros no habrá más remedio que deprimirse porque con nuestros esfuerzos se logra demasiado poco; pero cuando caemos en la cuenta de que no son nuestras fuerzas las que valen sino las de Dios entonces podemos ser optimistas porque no existen imposibles para Dios.

Hay quienes fallan en creerle a Dios, como Adán y Eva; y otros en creer que Él hará lo que dice que hará. Ese fue Tomás. Él dijo: “… Solo creeré si veo las heridas de los clavos en sus manos y meto en ellas el dedo, y le meto la mano en el costado”, Juan 20:25 (NT-BAD). Fíjate hasta qué punto podemos fallar en la fe. Tomás no solo no creyó el testimonio de Jesús, tampoco creyó el de sus compañeros quienes le dijeron que habían visto al Maestro. Incluso más, se negó a creer el testimonio de sus propios ojos. Tomás estableció un nuevo requisito para creer: meter sus dedos en el lugar de los clavos y su mano en el costado del cuerpo atravesado de Jesús. Fue por eso que Jesús no alabó su fe como sí lo había hecho con el centurión romano (Mateo 8:10) y la mujer cananea, Mateo 15:28. La falta de fe de Tomás quedó registrada en la Biblia como una advertencia para todos nosotros: “¿Creíste porque me viste? ¡Felices los que confían en mí sin haberme visto!, Juan 20:29 (TLA). El gozo es una bendición extra para los que perseveran en el camino de la fe: “Ustedes, aunque nunca han visto a Jesucristo, lo aman y creen en él… por eso el gozo que sienten es profundo, glorioso, indescriptible, 1ª Pedro 1:8 (TLA, NT-BAD). Ninguno de nosotros vio a Jesús personalmente en esta tierra, pero sí lo vemos con los ojos de la fe. Por eso Jesús dijo: “benditos los que creen sin verme”, Juan 20:29 (NTV). Ver a Jesús de esta manera solo es posible porque Él vivió, murió, resucitó y ahora vive para siempre. Jesús es más que el protagonista de un libro, es alguien más que una persona que vivió y murió. Jesús es real, vive y está con nosotros. Jesús no es solo un recuerdo, es una persona que conocemos. Y llegará el día en que “lo veremos tal como es”, 1ª Juan 3:2 (NT-BAD). Nuestra mayor recompensa será estar en la presencia de Dios sin obstáculos y sin restricciones. Si permanecemos firmes en el camino de la fe entonces llegará ese glorioso día en que le veremos cara a cara: “… Nuestros conocimientos de Dios son ahora muy limitados, como si apenas alcanzáramos a ver su figura en un espejo defectuoso y de mala calidad; pero un día lo veremos tal como es, cara a cara…”, 1ª Corintios 13:12 (NT-BAD).

Las personas mencionadas en Hebreos 11 y cuya fe mereció una distinción especial confiaron en Dios en las circunstancias más difíciles, pero además, creyeron que Dios cumpliría lo que les había prometido aunque no lo vieron mientras vivieron en esta tierra: “A pesar de haber sido todos aprobados por Dios en virtud de la fe, ninguno alcanzó la promesa… no alcanzaron a ver cumplidas en este mundo todas sus promesas, porque el Señor quería que esperaran y participaran de la muy superior recompensa que había preparado…”, Hebreos 11:39-40 (BLPH, NT-BAD). Dios quería recompensarlos, pero no en la tierra y ellos lo glorificaron contentándose con el galardón no visible reservado en el cielo. Fueron considerados campeones de la fe porque murieron como vivieron, con fe; creyendo siempre que recibirían las bendiciones prometidas: “Estos hombres de fe… murieron sin haber recibido todo lo prometido; pero con los ojos de la fe, veían que allá, a lo lejos, los esperaba el pleno cumplimiento de las promesas de Dios…, Hebreos 11:13 (NT-BAD). Fueron titanes de la fe porque le creyeron a Dios a pesar de no haber recibido en esta tierra lo prometido. Nunca se desanimaron ante la demora del cumplimiento de las promesas. Estaban seguros que si no recibían lo prometido por Dios en esta vida, lo recibirían en la vida venidera. ¡Murieron creyendo, demostraron que vivir por fe es morir por fe!

Estas personas creyeron en la inmortalidad del alma y entendieron que muchas bendiciones las recibiremos cuando lleguemos al cielo. Creer en las promesas de Dios y esperar confiados en su cumplimiento aunque no sea en esta tierra le valió a Abraham el ser llamado amigo de Dios: “Manifestó su plena convicción de que Dios tiene poder para cumplir lo que promete. Esto precisamente le valió para ser amigo de Dios”, Romanos 4:21-22 (BLPH). ¿Quién de nosotros tiene esa clase de fe? La verdad es que el paso del tiempo y la demora en el cumplimiento de las promesas divinas suelen minar nuestra fe. Somos muy propensos a creer ‘verdades inventadas’. ¿Cuántos de nosotros seguiríamos confiando y esperando lo prometido por Dios aunque no lo recibiéramos en esta vida? “Por eso Dios no se avergüenza de ellosPor eso Dios les ha preparado una ciudad, y no tiene vergüenza de que le llamen su Dios, Hebreos 11:16 (Jer. 1976, TLA). El que quiera formar parte de la lista de los campeones de fe de antaño tendrá que perseverar en la fe, cualquiera sea la situación y deberá hacerlo hasta el final. Digamos como el escritor bíblico: “Nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma”, Hebreos 10:39.